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Takemichi se dejó caer al piso, demasiado cansado para seguir, demasiado adolorido cómo para volver a ponerse de pie. La sangre caía en surcos por su boca, su rostro estaba completamente magullado por los golpes recibidos y estaba seguro de que tenía más de una costilla rota, le dolía todo, absolutamente cada músculo y fibra de su cuerpo. Las lágrimas que resbalan por su rostro se mezclaban con los hilos de sangre y le nublaban la visión con violencia. No podía más, si recibía otro golpe parecido al de recién, estaba seguro de que iba a terminar por desmayarse. No era más que una decepción para la manada. Se supone que Takemichi sería el futuro líder de la manada Terano, pero fue grande fue el desencantó de todos cuando Hanagaki Takemichi se presentó como un alfa receptivo. Alguien así no merecía vivir.

—¡Levántate mocoso!, ¡Suficiente vergüenza es que seas un alfa débil!, ¡Mucho peor que ser un puto Omega!, ¡Das asco! —Terano South dejó caer una vez más su puño contra el rostro de Takemichi, directo a su nariz. Un crujido se hizo escuchar, seguramente le rompió el tabique. —¿¡Cómo mierda vas a ocupar mi lugar si eres una maldita decepción!?, ¡Sólo tenías que hacer una cosa y ni para eso eres bueno!, ¡Debiste morir o huir cómo tú padre!

El orgullo de Takemichi estaba por los suelos. Gran parte de la manada estaba presente, tan sólo observando cómo el prospecto para líder no era más que una farsa, una vergüenza. Una ilusión.
No debió ser una gran sorpresa, realmente no. Desde pequeño muchos creían que Takemichi resultaría en un beta o incluso un Omega, sin embargo, sus padres resultaron ser dos alfas destinados, por lo tanto, y sin importar el comportamiento del chico, se esperaba en el fondo a un alfa dominante; un alfa puro. Pero resultó en un simplón sin nada bueno, así de rápido de rompió el encanto.

Haciendo acopio de la poca fuerza que le quedaba, Takemichi se puso de pie y encaro a Terano South. El alfa le sacaba al menos dos cabezas: fuerte, alto e imponente. Poseedor de unos ojos sin brillo, una mirada mordaz y asesina. Quería temblar de sólo verlo, lo peor es que, el hombre soltaba sus feromonas casi con burla, como diciendo: "Mírame, soy todo lo que nunca vas a ser tú. Un líder, un alfa de verdad" y no podía reprochar si le decían algo así, después de todo, solo serían honestos.
Aguanto las ganas de vomitar y trago el nudo en su garganta, ya no iba a llorar. Nunca quiso ser visto como un líder, jamás fue su intención que se esperara demasiado de él. Tan solo quería vivir su vida lejos de todo eso, si pudiera regresar el tiempo, habría escapado con su padre. Pero no tenía poderes, no era más que un adolescente que no podía hacer nada por si cuenta. Los ojos azules de Takemichi recorrieron el lugar y pronto levanto la mirada hasta dar con los ojos muertos de South.

—No pienso disculparme si es lo que esperas. —Fuerte y claro. Para que todos escucharan. Ya poco importaba lo que sucediera. Hace apenas unas semanas, South había desaparecido misteriosamente a tres alfas receptivos, ya todo daba igual. —Yo no decidí ser quién soy. O aprendes a vivir con eso, o me matas cómo has hecho con quién no cumple tus expectativas.

Un golpe directo en el estómago que lo hizo doblarse y caer al suelo. Se trató de sostener, ahogándose con la sangre que se revolvía con la tos, cada parte de su cuerpo ardía. Morir no sonaba cómo el peor destino, prefería mil veces ser asesinado a golpes por el monstruo gigante que humillarse y bajar la cabeza ante Terano cómo la mayoría de las personas de la manada. Podía ser débil, estúpido y una decepción para quienes se supone debía cuidar, pero jamás, jamás bajaría la cabeza y pediría disculpas por no ser quien se esperaba. Takemichi es y será toda la vida un alfa. Sin importar la clase o la línea. Ese fue su destino.

—Eres una mierda, Takemichi. —Aún con el dolor en sus articulaciones levanto el rostro, justo en el momento en que el pie de South dió una patada que por poco le vuela la cabeza, quizá iba a perder un par de dientes ese día, quizá algo más. —Largate de aquí. No quiero verte. Mañana vamos a discutir que pasará contigo. —Una última patada y después las voces se dispersaron. El espectáculo se había acabado.

Fiebre de oro [TakeFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora