Y es que...le dije adiós. Pero fueron sólo palabras, no acciones, porque mi mente aún no se cansa de pensarle, mi mano de escribirle y mi alma de esperarle. Porque sí, aún sigo esperándole. Aún espero estar con él nuevamente, tan cerca, como que sea posible que mi piel sienta el roce de su respiración lenta, profunda y pausada. Tan cerca, como si la proximidad entre los dos, irradiara calor. Tan cerca, como que mis oídos y cuerpo logren oír y sentir el fuerte latido de su corazón. De ese corazón grande y enamorado de sí, de la vida, de la poesía...pero no de mí. Ya no. Ese gran corazón que ya no late con más fuerza cada vez que me encuentro cerca, y no lo hace, porque ese corazón, ya no me pertenece, bueno, si es que alguna vez lo hizo.
Qué sí. Qué sí le sigo esperando.
Qué sí. Qué sí le sigo amando. Sí, le sigo amando con la misma intensidad, o incluso mayor, con la que mi corazón y mente estuvieron por completo conscientes de que no sólo era una atracción. No, no. Era algo más. Algo más profundo e intenso. Algo más que tan sólo amar. Pero, es cierto, no había palabras para describir este fuerte sentimiento y esta gran emoción que se generaba en mí cada vez que estábamos juntos. Porque no éramos nada, o quizá sí. Quizá, lo éramos todo. Así que un "Te amo" en acciones y palabras, no era suficiente para transmitir mi sentir. O quizá sí. Quizá sólo había algo que nada ni nadie podría comparar o igualar. Algo que sólo yo le podría dar y que quizá, sólo así, mi corazón, cuerpo y mente, lograran transmitirle todo lo que él me provocaba...,
Dar lo mejor de mí.
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Más que palabras.
Short Story"Leer un libro es un diálogo constante; el libro habla y el alma responde."