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LA ESCUELA

Los días pasan y el pequeño de mirada color miel creció, su madre nunca lo golpeo, pero por cualquier error le recalcaba que era un incompetente, el pequeño, Zenitsu, solo intentaba no tomarle mucha importancia a eso pues se había convencido de lo normal que era, de merecerlo, jamás le falto un techo o un plato de comida pero también tenia el obvio desprecio de su progenitora o como el la llamaba "la señorita, Noe".

La hora de ir a la escuela llego y la primaria no fue un lindo lugar, todos lo miraban con asco, como sino fuera humano, al principio simples palabras a las que ya estaba acostumbrado, realmente nunca le importo ser un marginado pues tenia un lugar  que lo ayudaba a escapar de su realidad, una pequeña biblioteca abandonada cerca del camino a su escuela. Aprendía rápido, mas por el miedo de ser mas inútil de lo que ya era, además descubrió algo bastante bueno, ya que al parecer su madre no lo odiaba tanto cuando su calificación era un diez perfecto.

Fue en los primeros exámenes que se dio cuenta del sonido un poco mas alegre que tenia la señorita, Noe, dado que su calificación era un diez perfecto, motivándolo a estudiar, todo su tiempo lo dedico a eso, si en clases veían un nuevo tema el lo investigaba y trabajaba hasta no fallar en el, adelantándose un poco en clases, sin embargo las burlas seguían hay, fue a finales del segundo año que recibió su primer golpe, siendo solo el principio.

Ahora no solo tenia que soportar las constantes burlas de sus compañeros, también tenia que hacer lo posible para no desmayarse del dolor durante las clases,  día a día, la manera en que lo molestaban era diferente pero no menos cruel, joderle el pupitre, golpearlo durante el recreo, encerrarlo en un baño, robarle el almuerzo o arruinarle sus tareas se volvió un pan de cada día. ¿Hiso algo?, no, las maestras solo intentaban razonar con el grupo, varios discursos de bullying, pero ningún resultado y la señorita, Noe, simplemente le recordaba que esos niños hacían lo correcto, pues un error como el ni siquiera debería estar vivo.

Al final, logro "acostumbrarse" pero ni el hombre mas fuerte es invencible. 

Un molesto sonido de despertador sonaba por la gris habitación, sonido que no tardo ni dos segundo en apagarse por una blanca y pequeña mano proveniente del bulto de cobijas sin color de la cama, las sabana fueron rápidamente removidas por la misma mano dejando ver a un niño rubio sentado en la cama dando un leve suspiro, miro por todo el oscuro cuarto, realmente no tenia mucho que mirar ya que este estaba casi vacío y lo único que tenia era realmente viejo, "Muy bien, mejor me apuro para no llegar tarde" pensó con cansancio para dar un brinco de la cama.

La rutina del pequeño no era tan complicada, despertar, desayunar, lavarse los dientes y cambiarse para ir a la primaria pues aun que fuera pequeño, fue orillado a hacerse cargo de todas sus necesidades, en medida de lo posibles; Después el camino a la escuela para el era la mejor parte, lo podría comparar con un pequeño oasis en un horrible desierto, tan tranquilo y tan pequeño, que en varias ocasiones desea quedarse caminando sin rumbo alguno, pero todo camino tiene un destino y lamentablemente no era el mas bonito, aun que podría mejorarlo, pues ese día llevo uno de sus libros de aventura favorito, tal vez a la hora del receso, podría esconderse en algún baño para leer un rato.

No tardo en poner un pie en el salón cuando una bola de papel fue a golpear su cara, muchos se burlaron mas aquellos que le planearon aquella bienvenida y los que no se reían simplemente ignoraban la situación pues menos importancia les dio cuando un grupito de cinco niños empujaron a Zenitsu del marco de la puerta para con descaro pisarle las manos al caminar, el rubio solo temblaba por el dolor pero ninguna lagrima brotaba de sus ojos, que sentido tiene llorar si solo le genera mas problemas, no quiere que le pongan otro horrible apodo, además la idea de esconderse en el recreo y leer el libro que trajo lo animaban lo suficiente.  

Después de un minuto se levantó de donde se encontraba tirado, lo mas seguro es que llamara la atención o mas de sus compañeros caminaran encima de él. Los susurros no se hicieron de esperar, en el pequeño lapso que paso de la puerta a su silla pudo escuchar, con su fino oído mas de diez burlas con su nombré, la verdad habían veces en las que deseaba arrancarse los oídos.

No le sorprendió encontrar su asiento con mas insultos tallados con agresividad y odio en su mesa que la ultima vez, además, el pegamento líquido que tarda años en poder limpiar esparcido por toda la silla, "un clásico" pensó el rubio para simplemente sentarse. Un filosofo decía que la vida no es justa ni agradecida con nosotros, sólo es indiferente y que por eso la ley del mas fuerte es la de mayor peso, cuando una manada hace todo lo posible para cazar una misma presa, el desafortunado aprende a sobrevivir, por eso el pequeño de ojos miel no sentía pánico, mucho menos tristeza, pues una broma clásica significa un diminuto "descanso" de su tortura, al menos eso es lo que piensa.

La clase continuó con normalidad, repasos, actividades y alguna burla de sus compañeros, como siempre el rubio anota todo lo que puede en su cuaderno, tema nuevo o viejo debe aprenderlo, si sirve solo para una cosa, va hacer hasta lo imposible para ser el mejor en eso.

Zenitsu esperaba paciente a que sus demás compañeros terminaran su actividad, no era nada fuera de lo común, hasta que una sonora campana comenzó a timbrar, avisando que la hora del receso había iniciado y el de ojos miel, sabia lo que significaba.

El tener su actividad ya completada le sumaba un punto, pues eso quiere decir que tendrá la fortuna de ser el primero en salir, solo tenia que correr hacia el baño sin que nadie lo viera, lo mas probablemente es que se aburran de buscarlo, por lo que podrá leer sin problemas, "un plan aprueba de tontos" se decía así mismo el pequeño, sin embargo, la vida no es tan fácil y en la desgracia siempre habrá mas desgracia.

"Dejen su trabajo y salgan todos a receso, cuando volvamos terminaremos la actividad"esas fueron las palabras que marcaron su final y en un intento de al menos cuidar el libro decidió seguir con su idea original, lamentablemente cuando estaba cerca de llegar, alguien se le adelanto y un pie se atravesó por su camino haciendo al rubio caer contra el suelo.

Niño 1: mira, mira, ¿acaso, no quieres "jugar" con nosotros - exclamo con pena fingida mientras las risas de sus compañeros se escuchaba de fondo.

Niño 5- pobre iluso- comento entre risas

Niño 3- si no vienes a "jugar" nos pondríamos muy tristes- dijo siguiendo la broma

El pequeño grupo de seis se acerco a donde estaba tirado Zenitsu.

Niño 4- ¡hay!, perdón se me resbalo el pié- se disculpó falsamente cuando pateó el cuerpo tirado del rubio.

Niño 2- ¡oh no!, a mi también se me a resbalado el pié- dijo repitiendo la acción de su amigo mientras todos empezaron a reír.

Así comenzaron a patear e insultar al rubio el cual, preferí quedarse en posición fetal, pues de esta manera podía proteger el libro que aun se encontraba en sus brazos, lastima que no exista la suerte.

Niño 6- ¿Qué traes escondido?- pregunto para intentar quitarle el libro, sin embargo este se aferraba, cuando, todos vieron esto, comenzaron a patearle las manos con el afán de que soltara el libro, cosa que lastimosamente lograron.

El grupo se alejo un centímetro para ver el libro, no paso un minuto cuando las carcajadas y burlas se escucharon otra vez, Zenitsu, muy herido, solo podía ver como lanzaban su preciado libro de un lado para otro, hasta que una hoja rasgándose se escucho y una de las hojas callo al piso. Así empezaron a romper todo el libró en mil pedazos, todo, mientras se mataban de risa por ver al rubio tan humillado y triste.

Odio, eso era lo único que el de ojos miel podía sentir y olvidando todas las patadas que había recibido su cuerpo se levanto, el enojo lo guio ciegamente a hacer algo que le traería muchas consecuencia al menos puedo asegurar que lo disfruto.


ZENZENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora