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UN VERANO ENFERMO

La puerta era lo único que lo separaba de la señorita, Noe, su garganta estaba seca y sentía como si toda su existencia dependía de lo que aquella mujer le diría, aun que muy dentro sabia que posiblemente ni siquiera le dirija la palabra. Una pequeña mano dio ligeros golpes a la puerta, su mano se había movido sola pero así es mejor, entre mas rápido hablara con su madre, mas rápido podría irse, "Adelante" se escucho del otro lado de la puerta, no había marcha atrás, por lo que en silencio entro a la habitación, la mujer miro la puerta con un serena sonrisa pero cuando distinguió al pequeño rubio esta sonrisa se desvaneció, era un poco obvio que estaba decepcionada.

Noe- ¿Qué quieres? - pregunto con algo de enojo, por otro lado Zenitsu no podía tomarla enserio, se veía bastante débil y aun así quería sonar intimidante, la mujer de cabellos oscuros siempre sonaba intimidante cuando hablaba con el, no lo negaba tenia miedo y ganas de llorar, todas las veces que la mas grande le dirigía la palabra era para reclamarle su existencia o castigarlo por cosas tan estúpidas como simplemente sacar un nueve en la escuela, por lo que se acostumbro a guardar sus emociones, sus pensamientos, deseos y miedos, también buscaba no tener que hablar con ella pues cualquiera que fuera su problema seria culpado por este, como aquella vez que le dijo que la razón por la que lo molestaban en la escuela era porque lo merecía. En el momento que vio a su madre acostada en la blanca cama del hospital le dieron ganas de reír, sonara sínico pero por primera vez sentía que podía decir todo lo que pensaba, ¿Qué podría hacer? insultarlo, el ya estaba acostumbrado y en el fondo de su alma y mente un sonido de cuenta regresiva se hizo presente, podría explotar, llorar, reclamar e insultar, pero la imagen del amable anciano se hizo presente en sus pensamientos, así que decidió calmarse.

Zenitsu- Me dijeron que tenia que hablar contigo por ultima vez - explico aburrido, como si no hubiera tenido un por un segundo la idea de burlarse y reclamarle a la mujer que se encontraba sobre la cama.

Noe- Lo único bueno de eso es que será la ultima vez- susurro mientras el mas pequeño solo la veía.

La negación es algo normal, el problema empieza cuando esta negación comienza a dañar a los demás, es fácil caer en un circulo vicioso donde todas las cosas que te pasan son culpa de un tercero, Noe sabia que el niño rubio no tenia la mas mínima culpa de sus sueños rotor o la muerte de su esposo, pero la idea de saber que ella fue la que tiro su vida por el caño la torturaba, abandono a su hijo para cuidarlo del mal ejemplo en el que se había convertido y sin embargo trajo a otro niño a mundo, condenándolo a cargar con su odio, siendo la forma en la que se desquitaba sin poder huir de ese trato, pero el "talvez" se repetía en su cabeza, "si el no hubiera nacido, talvez hubiera podido mejor" "talvez puedo haber superado la perdida de su esposo" "talvez hubiera podido volver con su otro hijo". Nunca trataría a Zenitsu como un hijo, ni siquiera fingiría quererlo, para ella el era la representación del peor momento de su vida, sin embargo en ese momento era el ultimo día que lo vería, muy dentro de si estaba algo preocupada del paradero del niño pues aun que no lo quisiera, deseaba que le fuera bien o al menos mejor que a ella .

Noe- ¿Sabes?, aun que tu padre era una escoria, supongo que tu no eres tan parecido a el- soltó repentinamente con un aire triste y nostálgico, el rubio no sabia que decir, ¿su madre acaba de decirle un cumplido?, el viento que entraba libremente por la ventana abierta del cuarto le recordaba que no estaba soñando, por un momento el ambiente se sintió mas ligero mientras los rayos del sol se reflejaban por la habitación.

Noe- se que ya sabes quienes son las personas que viste en el cuarto de espera- hablo con la mirada baja, Zenitsu comenzó a interesarse por lo que fuera a decir pues era la primera vez que la veía así. 

Noe- Y es cierto ellos son tu familia, tu abuelo y tu hermano mayor- hizo una pausa - Se que no soy un gran ejemplo y puede que talvez simplemente no te importe pero tu hermano mayor era la razón por la que de cierta forma cuide de ti, hagas lo que hagas no desquites tu odio con el, el no tiene la culpa de mis acciones- termino de hablar con la cabeza baja.

Desquitarse, esa fue la palabra que le llamo la atención, acaso la señorita, Noe, lo creía capas de lastimar a alguien, a el le importaba muy poco la vida de su hermano, ni siquiera pensó por un momento en desquitarse con el, realmente esa mujer no lo conocía, por mas años que hallan vivido juntos como supuestos madre e hijo. Ella le dio el ejemplo perfecto de como no arruinar su vida, ella lo obligo hacer independiente, a no tener que buscar la ayuda de alguien para seguir creciendo y aprendiendo, aun así con la única persona con la que quería desquitarse era con ella pero si aquella mujer deseaba morir en negación iba a respetar esa decisión.

Zenitsu- No pienso desquitarme con el - le explico, para comenzar a caminar hacia la puerta, sin embargo antes de salir de la habitación voltio a ver a su madre.

Zenitsu- Señorita, Noe, se que no le importa pero veo correcto informarle, que no volverá a verme pero pasado mañana, el abuelo  y mi hermano vendrán a despedirse de usted - hubo un silencio y la mujer lo veía desde la cama - adiós, madre- se despidió dejando perpleja a la mujer.

El camino hacia la sala de espera era el mismo, los doctores hablaban entre ellos y los sonidos de los aparatos médicos que indicaban funcionar se escuchaban de fondo. Es raro, el nunca quiso a su madre pero le gustaba oírla feliz, es hipócrita que te guste oír el sonido orgulloso de alguien que se supone vez con indiferencia o rencor, pero el era así, sin importar cuanto digiera no importarle su madre, en el fondo siempre tuvo la ilusión de escuchar algún cumplido de su parte y talvez en algún futuro tener esa hermosa relación madre e hijo de la cual los niños de su escuela gozaban, sin darse cuenta gruesas gotas saladas comenzaron a caer de sus ojos, se encontraba a uno centímetros de la puerta de espera pero no podía abrirla, al menos no con los ojos llenos de lagrimas. Siempre tuvo miedo y aun así se negaba a llorar, se repitió que su madre jamás le iba a querer, pero se dio cuenta en el momento que salió de su cuarto, el anhelaba con experimentar los abrazos de mama, el quería comer a su lado, el sufría, porque quería su felicidad, el deseaba oír un "te quiero" de esa mujer.

Pero las lagrimas están de sobra, por lo que decidió borrar cualquier rastro de llanto y entrar a la sala de espera del hospital.

Zenitsu- Abuelo, mi madre esta dormida, así que el medico me dijo que lo mejor era dejarla descansa- mintió cuando se acerco a los otros dos, pero estaba psicológicamente cansado como para quedarse mas tiempo en aquel sofocante hospital, el mas anciano no dudo en las palabras del pequeño.

Jigoru- En ese caso vendremos pasado mañana para visitarla, pero antes de irnos a casa, hay que ir por tus cosas, Zenitsu- hablo, para tomar las manos de los niños los cuales aceptaron si dudar.      

ZENZENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora