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Mi libro favorito

Hace poco comencé ah vivir con mi abuelo, antes de eso conocí a Tanjiro pero mucho antes de todo eso solo era un niño el cual estaba completamente solo, mi madre me demostró de mil maneras lo mucho que me despreciaba y en la escuela no me pudo ir peor, el único lugar donde lograba estar en paz fue en una biblioteca, un lugar abandonado o bueno algo así, no vivía en el mejor barrio y habían muchos lugares baldíos ahí pero mejor empiezo desde el principio.

Mis primeros días en la primaria me fue relativamente bien todos me ignoraban, a veces oía sus horribles comentarios hacia mí, no tenía ni un amigo pero al menos nadie me molestaba, hasta que un día una chica se me acercó, era una de las más populares en el salón y realmente me sorprendía que se haya acercado a mi, en menos de dos días se convirtió en mi primer amiga, por primera vez sentí confianza y consuelo en algo que no fuera mi almohada, en aquel momento el sentimiento de alegría era tan fuerte que no me dí cuenta de lo que realmente estaba pasando, cuando lo recuerdo no puedo dejar de pensar que fui un estúpido por pensar que alguien podría ser mi amigo.

???- oye, Zenitsu me harías un favorcito?- pregunto sonando tan "dulce" como siempre, aquel día en el que todo salió a la luz, estábamos en recreo y como pensaba que era mi amiga nunca le negué nada.

???- podrías ir por una pelota que está en patio trasero, ya sabes las que guardan los maestros- pidió señalando el caminó a tal lugar.

Zenitsu chiquito- pero hay no hay maestros y tenemos prohibido ir- algo se escuchaba mal note con facilidad la malicia en sus palabras, pero estaba tan ciego que prefería pasarlo por alto.

???- por favor, todos los columpios están ocupados- se quejó, por lo que prefería ceder, pensaba tontamente "bueno, lo peor que podría ocurrir es que me castiguen" no, había muchas cosas peor.

Apenas llegué a buscar la dichosa pelota, unos niños me arrinconaron nunca había sufrido dolor físico, normalmente las personas ah mi alrededor se conformarían con  insultarme, valla sorpresa la que me llevé cuando me di cuenta que no estaban conformes con eso, ¿Eran cinco, tal ves seis? No recuerdo cuántos niños fueron pero recuerdo perfectamente todas las heridas que me dejaron, no se detuvieron hasta que sangre, en un momento dado logré ver a mi única amiga, la única persona con la que sentí consuelo por primera vez, no esperaba que me ayudara, pero ni siquiera parecía sentir pena por mí, solo se reía y me insultaba, por haberle creído, eso me dejó más herido que todos los moretones con lo que tuve que lidiar en la tarde.

Cuando la campana sonó me amenazaron para no decir una palabra de lo sucedido, pero ni siquiera sé cómo no me desmaye, tardaron dos horas en darse cuenta de mi desaparición pues estaba demaciado herido como para volver al salón, esa tarde llamaron a mi madre, no esperaba que viniera, pero para mí sorpresa llegó, en todo el camino de regreso no me dijo una palabra, pero note su enojó, al llegar a casa me dio un maletín de primeros auxilios y me ordenó curarme en silencio, pues no quería lidiar con migo.

Al día siguiente no deseaba ir a la escuela, sentía pena, odio, decepción y tantos sentimientos que simplemente no sabia lo que sentía, pero era obvio que mi madre no soportaría eso, lo mejor que podría hacer era quedarme fuera en algún callejón, de todas formas prefería estar con las ratas que volver a sentirme tan idiota, y eso hice buscando en los lugares baldíos encontré un edificio viejo con un pequeño agujero para entrar, llamarlo edificio no era correcto, el lugar era tan pequeño que se parecía a mi habitación, sin embargo tenía muchos libros dentro, en malas condiciones, sucios, rotos, incompletos, pero en aquel momento parecía una mina de oro, tome lo primero que encontré y me pase toda la tarde leyendo, mis manos estaban sucias al igual que mi ropa, pero esa paz inimaginable era tan surrealista que no pudo importarme menos, ese fue el día que conocí la fantasía y mi libro favorito.

Solo tendría que limpiar y arreglar el lugar, le puse una de la pocas sábanas que tenían limpie el lugar y todow lo libros de pues de todo no era tan grande, las repisas lo hacían ver gigante pero aquel lugar de aspecto vacío y sucio se volvió mi hogar, era más bello que mi casa, más tranquilo que mi escuela y más perfecto de lo que podría imaginar, me dolió el día en el que tuve que dejarlo pero al menos ahora mi casa se siente mía.

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Cortito pero triste, este capítulo es para que exploremos más al Zenitsu chiquito y por qué hace mucho había querido hacer ésto, pero bueno.

Espero que les haya gustado por favor si les gustó regálenme una estrellita que eso me hace muy feliz, sin más que decir bye bye 😸👋

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