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UN REGALO CADA AÑO

Desde pequeño viví con mi abuelo, nunca conocí a mi madre y mucho menos a mi padre, sinceramente nunca me importo mucho todo eso ser un niño sin padres no era el mayor de mis problemas, sin embargo aparentemente para algunos idiotas si lo fue, a veces intentaban molestarme con eso pero nunca les hice casó, aún así llegué a preguntarme cómo eran esas personas que se suponía me dieron la vida, el abuelo dijo que eran muy amables, que mi padre fue el hombre más dedicado y valiente que haya conocido mientras que mi madre era la más hermosa en todo sentido, antes tenía el sueño de volver a verlos, así que el abuelo Jigoro me contó un poco de aquella historia.

Hace muchos años una bella mujer de hebras azabache conoció a un joven muchacho de ojos azules, ambos se enamoraron perdidamente, prometiendo amor eterno, haci que cuando terminaron la universidad se hicieron independiente e intentaron formar una familia sin embargo el muchacho de ojos azules fue diagnosticado con una horrible enfermedad que amenazaba con arrebatarle la vida, la joven aún embarazada hizo todo lo que estaba a su alcance para salvarle pero el hombre no fue capaz de mantenerse bien, perdiendo la lucha contra su horrible enfermedad. Por la tristeza la mujer de hebras azabaches decidió con dolor abandonar al niño que traía en su vientre, pero juro volver por el cuando fuera capaz de darle todo.

El pequeño Kaigaku soño mucho con ese momento en dónde su madre llegaría y podrían ser una familia, lo que más lo esperanzaba eran los regalos que llegaban siempre a las cuatro de la tarde en su cumpleaños, y no, no eran demasiado grandes o extravagantes pero para el eran una señal de esperanza.

Siempre eran orgullosamente colocados sobre un estante en su habitación, evitaba jugar con ellos, solo los admiraba, eran juguetes de madera con muchas formas, un tren, un coche, una nave espacial, un caballo, todos llenos de detalles y siempre con una inscripción que decía "Madre te ama, Feliz cumpleaños Kaigaku" duraba al menos una hora leyendo y releyendo eso todos sus cumpleaños.

Mientras los años pasaban Kaigaku aceptaba que tal vez su madre no volvería, su esperanza se había esfumado, fueron catorce años y ni un solo día logró conocer o al menos ver a esa mujer que lo trajo al mundo , cada vez que miraba esos regalos, un leve sentimiento de confuccion le llenaba el corazón, hizo amigos, cumplió metas, tenía a su abuelo, no sentía necesitar nada más, hasta que llegó ése inesperado día.

Durante una mañana normal mientras Kaigaku terminaba de desayunar para ir a la escuela, Jigoro, le miro nostálgico solo para decir algo que nunca espero escuchar -Kaigaku, me acaban de llamar del hospital, tu madre, está en las últimas y me gustaría que la conocieras- explico, intentando no mirar directamente al pequeño azabache en la mesa, el cual tenía la boca medio abierta, mientras intentaba no soltar la cuchara, pero estaba demaciado sorprendido como para importarle.

Sin darse cuenta ya estaba en la puerta del hospital, tenía miedo, la brisa era tranquilizante pero el natural ambiente del centro médico tapaba aquella tranquilidad, mientras caminaba por algunos pasillos no era incapaz de salir de su mente ¿Cómo reaccionaria su madre? ¿Por qué nunca le visitó? ¿A casó se parecerá a él? El anciano hablo para sacar al menor de su cabeza -Mira, Kaigaku, hay muchas cosas que suceden sin que nos demos cuenta, no podemos decidir nuestro destino, solo deseándolo, tu madre, Noe, mi hija- menciono lo último con un leve suspiró- no logro mejorar mucho su vida después de lo sucedido con tu padre, pero aún así tuvo otro hijo- Kaigaku se quedó helado ¿Otro hijo? Se cuestionó en un leve murmullo, al otro lado de esta puerta hay un niño que si pudo vivir con mi madre, se sentía celoso, traicionado, esa mujer fue incapaz de ir a verle una maldita vez, esos estúpidos regalos de madera eran una forma de construir una tonta fantasía que nunca llegaría a cumplirse -Kaigaku- Jigoro le llamo colocando sus manos en su hombros en señal de apoyo - Se que está noticia es complicada, pero quiero que sepas que esto no es culpa de tu hermano menor, esto es culpa de todas la circunstancias que se han dado, así que por favor intenta hacer el esfuerzo de llevarte bien con él - Jigoro tomo la mano del azabache y se preparó mentalmente para lo que vendría, el niño detrás de la puerta, no lo conoce a él ni a Kaigaku y en este momento su madre está entre la vida y la muerte, lo más posible es que suceda un escándalo.

Al entrar a la sala puedo visualizar a varias personas sentadas por el lugar sin embargo un pequeño niño de hebras amarillas se encontraba plácidamente sentado en una de las sillas, parecía tener la mirada perdida pues tenía sus cansados ojos mirando hacia un punto ciego en la habitación, cuando ambos acercaron al rubio, el azabache no sabi que pensar ese chico no se parecía en nada a él y aún así ¿era su hermano?

Por un momento el de ojos azules no quiso creer aquello, se negaba a imaginar la vida de aquel niño al lado de su madre, pues cuando su abuelo se acercó a comentar la extraña y triste situación, el más joven solo acepto sin dudar parecía no importarle mucho la complicada  situación que estaba sucediendo.

Por un momento creí que aquel niño de apariencia extravagante era un psicópata, incapaz de preocuparse por su madre, pero al notar las remarcadas ojeras acompañadas de una mirada color miel que parecía perderse en cualquier esquina, me fue algo sencillo deducir que simplemente se resignó a la muerta. Me resultaba curiosa su forma de aceptarlo, en el centro médico se podían ver a un grupo reducido de  personas con la mirada pérdida en el vacío de la existencia y  otros con cascadas de lágrimas callendo desde sus ojos, aún que nada era a simple vista, la gran mayoría lloran junto sus seres queridos, pera la cicatriz enorme de la impotencia será visible, el niño rubio estaba perdido, pero no en dolor, el menor estaba perdido en la duda.
Lo pensé demasiado y no pude evitar perderme a mi mismo, ni siquiera me di cuenta de la falta del menor a mi lado, sentado en las azules sillas de hospital, pues este fue cambiado por mi abuelo que no dejaba de suspirar, el resto de la tarde realmente no lo recuerdo, han pasado años desde aquel día que cambio mi vida, pero supongo lo contrario pues de ser tan importante no lo hubiera olvidado, lo que más me queda de esa tarde es un extraño sentimiento de liberación, pues por fin supe dónde estaba mi madre.

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Cada vez me tardo más en subir los capítulos, aún así aqui estoy entonces esta historia va a seguir, de forma trimestral pero va a seguir.

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⏰ Última actualización: Apr 11, 2023 ⏰

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