Golpe

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Ninguna 


El día no comenzó como más quisieras, comenzando por el lavavajillas averiado que en un intento de arreglarlo ocasionaste una fuga inundando parte de la planta baja. El agua se detuvo después de empapar los muebles a su alcance. También cortaron la corriente eléctrica en todo tu barrio impidiendo terminar de lavar tu ropa y dejándote con pocas opciones para poder elegir un conjunto, por último, un fuerte dolor de cabeza se hizo presenta y no había indicios de desaparecer.

Llegaste al colegio chocando con chicos que iban igual de tarde que tú. Las primeras clases fueron pesadas, otorgando proyectos y trabajos para esa misma tarde. Al terminar la cuarta hora decidiste escapar un momento para distraerte. Saliste rápidamente y caminaste hasta llegar a las áreas de deportes.

Tomaste aire, inhalaste y exhalaste en repetidas ocasiones para poder despejarte y aclarar tu mente. Tu molestia en la cabeza desapareció afortunadamente. Pudiste oír y observar como el equipo de futbol de tu escuela estaba en la cancha de césped. El ruido podía llegar a ser molesto, pero no lo suficiente como para provocar que el dolor volviera. Estabas concentrada en ti, tranquilizando tu respiración mientras de fondo comenzaba a escucharse como tiraban de balones con fuerza formando parte de un entrenamiento. Estaban dirigidas hacia la portería en donde alguien se encargaba de frenar el impacto y evitar que entrase.

Una vez mejor, comenzaste a retirarte de ahí a pasos lentos, para poder volver tenías que pasar por detrás de la portería donde estaban jugando. No viste problema así que confiada lo hiciste, eso hasta que al pasar por completo algo impacto contra tu cara. Un dolor agudo se generó en tu cráneo provocando un pitido, después un ardor en tu rostro y otra vez el dolor de cabeza; el golpe fue de frente, lo suficientemente fuerte como para provocar que cayeras hacia atrás impactando con tu retaguardia al suelo. Llevaste tu diestra en un intento de masajear el golpe y calmar el ardor, pero tu sorpresa fue al retirarla y poder observar un líquido carmesí en ella. Genial, estabas sangrando.

No estabas completamente consiente de lo que ocurría alrededor, y el pitido en ambos oídos te estaba matando. El entrenador a cargo de ellos se acercó con rapidez a ti poniéndose en cuclillas en un intento de estar a tu altura. Y como él lo hizo, los chicos del equipo también formando un circulo alrededor tuyo; y lo viste, estaba ahí con un rostro afligido y demasiado pálido, con sus ojos tan abiertos que podrían salir de sus cuencas. La preocupación y desesperación se notaba apenas lo mirabas, pero no comprendías el por qué, no era para tanto.

¿Estaba preocupado por ti? Por un momento el golpe no te comenzaba a doler de solo pensar en el peli naranja.

— ¿Quién se lo dio? — pregunto el adulto mientras desviaba su mirada a sus espaldas observándolos y de nuevo regresando a ti.

— Fue Kunigami — alguien al final de la multitud lo delato. El chico de mechas amarillas que hablo cargaba con una sonrisa burlona en su rostro mientras alzaba ambas cejas de manera juguetona y con un toque de burla al antes nombrado.

Con que eso era, él te dio ese balonazo que casi de mata. Tenía sentido que estuviera así.

— ¿Estás bien? Vamos a levantarte para llevarte a enfermería, presiónate aquí para parar un poco el sangrado. — en cuanto termino de hablar te puso de pie con dificultad y comenzó a caminar contigo en la dirección mencionada.

— ¿Puedo acompañarlos? Fue mi culpa, por favor déjeme ir con ustedes. — hablo con ojos de súplica y acercándose a ambos frenando su paso posando tu diestra en el hombro del adulto.

El entrenador asintió — Ayúdame a llevarla, tómala mientras les digo algo rápido. — cambio de lugares con Kunigami mientras regresaba con los chicos a darles lo que parecían ser indicaciones.

Kunigami paso su brazo alrededor de tu cintura para tener un mejor agarre en ti y al mismo tiempo tomaba tu brazo libre para colocarlo por encima de sus hombros usándolos como un soporte más fácil.

— Lo siento, en verdad no fue mi intención; calcule mal la dirección en la que iba, en verdad perdóname — la culpabilidad lo estaba comiendo por dentro demasiado rápido.

— No fue nada, solo fue un pequeño golpe — mentira. — El lado positivo es que perderé la clase de álgebra—dijiste en un intento por hacerlo sentir bien y disminuir el cargo en su conciencia. — Así que Kunigami ¿no es así? — decidiste comenzar una pequeña conversación y así aliviar el ambiente.

— Oh, si Kunigami Rensuke— tendió su mano para poder estrecharla con la tuya. —No sé si sea un gusto para ti, pero para mí lo es, no es por el hecho de haberte golpeado porque eso no me alegra, pero por conocerte fue el gusto. — calló cuando comenzó a hablar de más con rapidez y nerviosismo. — ¿y tú eres?

— (N), un gusto —

Dejaron de conversar cuando el instructor llego a ustedes de nuevo y sin más fueron directo a la enfermería.

Una vez lejos, el equipo continuo con sus ejercicios y actividades asignadas anteriormente.

— Rensuke se pasó esta vez —comento un muchacho con larga cabellera rosa.

— Fue un accidente, obviamente no lo haría a propósito — respondió un azabache ojo azúl — ¿o no Bachira?  ¿Bachira?

El de mechas amarillas cargaba con una mirada perdida mientras respondía manteniéndose completamente estático—le dio con la izquierda... Rensuke le dio con la izquierda, el pateó la pelota con la izquierda. — llevo ambas manos a su rostro mientras mostraba una mueca de horror ahora preocupado por el estado de la chica mientras masajeaba su rostro como si el golpe lo recibiera el. 

• Escenarios Kunigami Rensuke |Blue Lock|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora