Capítulo 6:

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Verdades ocultas sabor mentiras agrias.

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U

na guerra que comienza en silencio, aquella que solo puedes oír tú y que es capaz de destruir el mundo si se exterioriza. Las batallas más grandes no son las que luchas sin estar preparado, sino en las que peleas sin compañía, en las cuales nadie conoce por qué inició ni cómo acabará.

La mía inició con la desaparición de Abigail Hoffman y se reafirmó con la muerte de la madre de ésta, Liley Hoffman.

Estaba completamente harta de dejar que el mundo me pisoteara cuantas veces quisiese, tanto así que dejó de importarme cuantas veces me tirara contra el pavimento sólo me levantaba a esperar que volviese a golpearme. Ya no, ya no existe esa Danna que deja que la vida corra esperando el fin de la misma, mucho menos aquella que observaba las cosas callada y permitía que sucedieran sin protestar.

La vida da bastantes golpes como para no devolverle al menos uno.

Eso era lo que estaba haciendo, devolviéndole en forma de lucha y perseverancia todos los jodidos puñetazos que me había dado y jamás respondí.

En esos instantes era ira y completa decepción, mostraría mi mejor cara al mundo y lograría resolver esto, saber quién era el que estaba detrás de todo esto.

Luego, ¡Ja! Luego lucharía con mis demonios internos mientras hacía arder todo, luciendo como una vencedora enfundada en un vestido de llamas pateando todo aquello que alguna vez me lastimó.

Al fin y al cabo ya estoy en el fondo no puedo descender más.

Tomé mi cabello en una cola alta, asi defendiéndome del calor y dejando la piel de mi cuello libre para mosquitos.

Algo debía de pensar para avanzar, algún indicio debimos pasar por alto, pero ¿que podríamos haber olvidado que fuese tan obvio?

—Danna, debemos irnos— informó Jeremy tomándome de la muñeca.

Entonces allí lo recordé. Yo manteniéndome firme ante la señora Liley y el extraño poema que nos había presentado anteriormente.

La verdad, mi sosiego no me deja pensar.

Historias que no me dejan en paz,

Tras aquello que alguna vez hice

Esto ya no me quiere soltar.

Esta mentira que me ciega,

Algo me quiere mostrar.

Dispersa el miedo que me cohíbe,

En sueños y felicidad.

El problema es que no durará

En el frio maletero de mi hogar.”

Aquella especie de poema venía repitiéndose en mi mente desde ese día, intentando comprender que significaba y quién lo había escrito.

—Danna, en serio deja de pensar tanto. Debemos irnos ahora, no quieren a nadie en la escena del crimen. —siguió halando Jeremy.

—Jeremy, — lo llamé tomando su camiseta de los Siatters— ¿Ya pensaste en la carta?— solté en un soplido.

—Pienso en esa maldita carta cada segundo, Danna ¿En qué demonios nos metimos?

—No lo sé, de verdad que no. Solo nos queda avanzar hasta encontrar la salida de esto.

— ¿Y si no hay una?

Danna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora