Había una vez un ángel, uno con las alas más blancas y bonitas de todo el cielo, pero eso cambió cuando le arrebataron lo que más quería, así que cansado de su vida vacia decidió bajar a la tierra en busca de algo que lo hiciera volver a sentir. Allí mientras vagaba sin rumbo por el bosque lo encontró, una chica vestida de negro la cual le ofreció su ayuda, el ángel no pudo negarse y supo en un instante que era amor lo que sentía por aquella chica de vestido negro. Se enamoró de una humana.
Pero ese amor, como casi todos los interesantes, es prohibido, un humano y un ángel jamás podrían estar juntos, sobre todo considerando que la chica estaba casada, pero claro, nada de eso le importa a los protagonistas si quieren estar juntos, así que el ángel en un acto de rencor y miedo de que la chica jamás fuera suya mató a su esposo. La chica aterrorizada por el acto del ángel lo echó de su casa y le pidió que jamás volviera. El ángel desapareció.
La chica de vestido negro destrozada y herida volvió al lugar donde había conocido al ángel, para su sorpresa ahí estaba un extraño joven de traje negro el cual no dudó en tenderle la mano, la chica no pudo negarse y supo en un instante que era amor lo que sentía por aquel chico de traje negro.
Lo que no sabían ambos es que cargaban un pecado mortal por el cual no se les perdonaría.
Se enamoraron y dieron sus cuerpos por el otro, dando semilla al fruto del pecado y desatando la furia de los cielos. Pero sin importarles eso decidieron amarse y vivir de luto por siempre.
Aunque no todo fue bonito, ya que aquel que se hacía llamar Dios amaba a el ángel herido por la chica de vestido negro, la culpó por la desaparición y los deseos impuros del ángel, así que le disparó dejando que se desangrara en el piso. La encontró el chico todavía viva, pero al borde de la muerte, razonó y la única manera de salvarla sería dando su vida por ella, entonces fue cuando el chico rebeló su verdadera identidad, era aquel ángel, el ángel que pecó junto con la chica amandose sin control alguno.
El ángel abrazó a la chica y le dijo "mis alas te entrego para que puedas vivir y nunca olvides cuanto te amo", y así hizo, entregó sus alas para que su amada humana de vestido negro pudiese vivir, pero por consecuencia el ángel se esfumó dejando solo una pluma.
Desde entonces la dama de negro espera día tras día, y noche tras noche, al ángel que la salvó y del cual se enamoró.
Fin.
-Dedicado a Alex Anthony Molina
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Cuando Un Escritor Dice Lo Que Piensa
RandomVivimos en un mundo hostil donde las palabras sinceras y los sentimientos puros quedan de lado por la avaricia, pero aquí no, al menos en mi mundo no. Mi nombre es Lisette Andrade, mejor conocida como Luna, soy escritora y defensora de la verdad de...