Capítulo 4.
Era muy difícil contenerme a esos ojos. Esos ojos cautivadores, azules claros con ese brillo.
Aunque no podía negar que tenía miedo, como ya había dicho antes. Ese miedo a volver a ser lastimada.
Y continúe bailando y tomando unos tragos. No muchos, me controlaba.
Ese guapo chico, me seguía tirando miradas, y varias veces lo pillaba e intentaba disimular, y yo, largaba unas risas.
Fui a tomar un bocado, había una mesa con muchas guarniciones para escojer, tomé una brocheta de frutas.
Al darme vuelta, para poder descansar un poco ya que traía nas altas sandalias que me daban unos 8 o 10 cm más.
Entonces, me choqué de frente con un chico. Vaya chico, el castaño de ojos azules.-Lo siento, no te vi- Dijo él rompiendo el hielo.
-No.. no.. no pasa nada - agregué dándole una sonrisa.
Pues sí, tartamude. Tenía que admitir, que se me dieron unos nervios de golpe.
Lo peor era que no sabía la razón.- Un gusto, me llamo Emiliano. Tu debes ser la hermana de Ithan- Dijo con una sonrisa.
- Lo mismo digo, mi nombre es Ashley. Puedes decirme Ash. Em, sí, soy la hermana menor de Ithan-.Una chica rubia, lo llamó. Se despidió con un -Adiós Ash-.
Ya estaba terminando la fiesta y pensaba quedarme a ayudar, pero mi hermano ya se había ocupado de contratar gente para eso.
Me despedí y me fui a mi apartamento.
Al entrar, noté unas correspondencias que habían deslizado por abajo de la puerta. Estaba exhausta asique las dejé sobre la mesada y me fui a tomar una ducha de unos 15 minutos.
Me puse mi camisón de flores, era tan lindo. Era un regalo de mi amiga y verdaderamente lo adoraba.
Así me dirigí a la cama y dormí un buen rato.***
¡Toc toc , toc toc !Me desperté de un golpe con el ruido de la puerta. 17:23, ¿Cómo se me había pasado tan rápido la hora? Había olvidado que vendría Rouse. Me comentó que plantearme.
Así de rápido me coloqué mis pantuflas y fui directo a la puerta. Mire y era Rouse.
Abrí la puerta.-Hola cariño, pasa- Me dirigí a ella con cara de dormida.
- Veo que te he despertado, lo siento-
- No te preocupes, dormí mucho- Sonreí dándole tranquilidad.-Pasa y sirvete lo que quieras, mientras yo me cambio. Sabes que es como tu casa- Cerré la puerta y fui a cambiarme.
Me coloqué unos deportivos verde seco muy comodos, una remera de lana fina color aperlado, y cogí el primer calzado que encontré, unas convers blancas desgastada por el pasar del tiempo.
Me lavé la cara, cepille mis dientes y mi cabello e inmediatamente fui con Rouse, quien me esperaba con una taza de café y unos sándwiches olímpicos. Nada mejor para una tarde fría.- Bueno - Dijo mi amiga cuando ya estábamos sentadas en mi sofá disfrutando de una taza de café.
- Dime, me has dicho que tienes algo que plantearme - Afirme.
- Mira - Me dio en las manos una carpeta de color azul.Azul, azul, azul, ¡Porque diablos me acordaba de los ojos azules de Francisco!. Mierda.
Saqué el tema de mi cabeza, y me concentre con Rouse.- ¿Qué hago con esto, Ro?-
- Pues, como sabes, amo mi trabajo tanto como amo lo vida.
Asentí con la cabeza.Sabía que ella amaba su trabajo, tanto como yo amaba a los niños, como amaba escribir y cocinar. Pues sí, me encantaba cocinar entre todo, al igual que a Rouse.
No mentiría, tenía mis técnicas y mis recetas de familia. Algunas muy viejas pero no perdían ese toque magnífico.Ella tenía muchos restaurantes de cinco estrellas en toda España.
Pero, no era suficiente.- Como sabes, me mudaré unos años a Roma, donde expandiré mi negocio y mi amor por la cocina.