¿Qué pasa?.

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                        Capítulo 8.

Desperté y ahí estaba yo. Miré hacia mi un lado y se encontraba Emiliano que seguía profundamente dormido.
Me levanté para poder preparar el desayuno, creo que sería un día de muchas vibras positivas. Tomé mis pantuflas y mi bata de cama de color rojo intenso, casi bordó.

Miré el reloj, el cual marcaba aproximadamente las nueve de la mañana.
Tomé unos panes de la bolsa de pan lacteado para tostarlos y luego untarlos con mantequilla. También tomé dos tazas e hice café.

-Despierta dormilón- dije con un tono de voz bajo, mientras movía su hombro -el desayuno ya está listo-.
Volteó hacia mi con una cara muy dormida pero no tardó en darme una sonrisa. Esa sonrisa que verdaderamente me enloquecía. Esa sonrisa tan perfectamente blanca y alineada.
-Está bien- dijo dirigiendose a mi, mientras me acariciaba una mejilla.

-Mmmmmh- soltó de su boca al devorarse un trozo de la tostada.

Yo largué una carcajada y tomé un sorbo de mi café espumoso.
Él rió mientras me miraba, yo no podía entender que era lo que le causaba risa.

-¿Qué?-

-Ahí ahí- dijo señalándome con su dedo índice.

Tomé el pequeño espejo que estaba en la repisa que se encontraba detrás de mi y me mire confusa, hasta que descubrí que se reía de mi pequeño bigote de espuma.

-Ajá- le dije con una cara mostrando una pícara sonrisa y le esparcí.. Digamos.. Un poquitito de espuma en su cara.
Me fulminó con la mirada y se arrimó hacia mi, que ya estaba intentando huir.

Comencé a retroceder para que no me hiciera nada cuando derrepente me tomo de la cintura y me comenzó a dar besos y pues, ¿quien era yo para negarlo? Si me encaba el y sus actos.
Me tenía asujetada junto a él rodeandome con sus brazos, y con una de sus manos acariciaba lenta y continuamente mi espalda mientras yo entrelazaba mis dedos en su cabello.
Realmente fue tierno ese momento.

Se apartó de mi para decirme algo.

-Niña, vayamos a dar un paseo mañana, te parece?- dijo mirándome fijamente.

-Claro que sí, niño- bromeé estirandole sus cachetes y riendome de sus muecas.

Se despidió con un beso, ya que entraba a trabajar y yo le respondí de la misma forma.

-Te quiero-.

-Al igual yo- dijo cerrando la puerta.

Al irse, caí en el sofá con cara de enamorada, pero.. ¿Qué? ¿Qué éramos nosotros?.
Parecíamos algo extraño como si estuviéramos en una relación, pero ninguno mencionó eso.

Rompiendo mis pensamientos me cae un WhatsApp.

"Cariño, nos juntaremos con las chicas a tomar un café en la cafetería de la esquina y quizá luego miremos unas películas en casa. Te quiero".

Era un mensaje de Madd.

"Claro que sí, nos vemos como a las cinco!! Te quiero a ti". Click y listo.

Ya de paso aproveche para contestar otros mensajes.

Mamá que me había invitado a almorzar, claramente iría.

Alguna de mis compañeras de la universidad.
Ah sí, me faltó contarles la parte que este sería el último año que haría. Ya que comenzaría en unos meses y a finalizarlo estaría recibiendome.

Pues entre otros mensajes, imágenes de mi hermano que me mandaba fotos de mis adorables sobrinas.

Y me llegó un mensaje de Alexia, una vieja amiga, hace ya muchos años que nos conocemos pero se fue a vivir a Miami junto a su familia, la echamos mucho de menos ya que hacía tres años que se había ido.

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⏰ Última actualización: May 30, 2015 ⏰

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