ÉL CHICO QUE ERA COMO UNA FRESCA VETISCA

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Jonathan era ingenuo en muchos aspectos, era bastante relajado y fácil de tratar. Parecía que nunca cargaba con alguna preocupación. Fue por estos puntos que a Drácula no le fue difícil intuir como habría dado con su castillo, era simple, el muchacho era un tonto con extrema curiosidad o carecía del sentido común, que al final resulta ser lo mismo.

Cuando el vampiro vio al humano por primera vez, sintió miedo y pánico, ya que esto significaría un enorme escandalo entre todos los comensales, quienes ante la noticia seguramente tenderían sobre el hotel una imagen de mala reputación. Lo segundó fue repudio o más bien asco, Jonathan no tenía una higiene muy buena que digamos debido a su estilo de vida nómada; Drácula nunca sacará de sus memorias olfativas el aroma de esa camiseta sucia.

Lo tercero fue una mezcla de fastidió e intriga. Él humano era muy hiperactivo y hablador, iba por ahí haciendo de las suyas sin ni siquiera darse cuenta, tenía un espíritu tan atrayente que resultaba en una gravedad que asentaba a todos los ojos a su alrededor.

Es por eso que lo siguiente que sintió, fue curiosidad. Al final esa gravedad había terminado atrayéndolo al él también, alineándolo dentro de esa constelación en la que él joven era el sol, y Drácula un planeta más. Aun así su incansable necedad por apartarlo de todos y todo, en especial de su hija, no le permitió notar su propio entusiasmo por él joven. O más bien dicho, su hambre por él joven.

Luego de que aceptara que el humano y su hija estaban indudablemente unidos por el destino, no le quedó de otra más que dejar que Mavis partiera en busca de su propia aventura y que lo haría de la mano de Jonathan.

"Los hijos crecen, ella tenía que dejar el nido en algún momento". Se repitió durante todo el año en que su amada hija estuvo fuera. Incluso si recibía cartas cada cierto tiempo de ella con fotografías de los lugares que visitaba, no era suficiente para mantenerlo tranquilo. Pero prefería no exteriorizarlo. "Ya lo aceptaste. Ahora lo tendrás que soportar".

Quien sabe cuántas cosas hizo Mavis junto a Jonathan que nunca le contó a su padre. Y eso era justo lo que lo mantenía especialmente inquieto. Sí, le preocupaba que los humanos la rechazaran, que le hicieran daño, que ella se quemara por accidente con el sol, etcétera. Sin embargo, nada lo mantenía tan al borde de la inquietud como el saber que ella compartía cama con un humano. Ya ni enterarse de lo que hicieron quería. "Ahg" pensó, era lo único que pudo pensar.

¿Qué postura hubiera tomado Martha en esto? Quien sabe, pero estaba seguro de que ella lo entendería con mucha más facilidad. Ella dejaría que su pequeña hiciera su vida, y no tendría esta clase de pensamientos tortuosos y arcaicos.

Cuando Mavis regresó se encontraba radiante de felicidad. "¡Fue maravilloso papá, Johnny me mostró todo un mundo nuevo, hay tantas cosas por hacer y aprender! Hay cosas increíbles y también muy tristes, ¡pero todo ello es parte de ver el mundo!" Recordó que ella le dijo con gran entusiasmo. Sus mejillas estaba sonrosadas de la alegría que abundaba en su joven rostro y sus ojos tenía brillos de ilusión. Por un momento Drácula se sintió pleno, esto era lo que siempre deseó para su pequeña, absoluta y gratificante plenitud. ¿Qué clase de padre que se auto-denomine como ejemplar, no quiere eso para sus hijos?

La muchacha no paró de relatar a todos como fue su viaje, lo que aprendió, lo que vio, lo que experimentó, lo que sintió. De vez en cuando el joven completaba ciertas partes del relato, manteniendo un papel secundario.

"¡Amé cada rincón que visitamos!, hay arquitecturas hermosas, ojalá pudieran ver como se iluminan las ciudades durante la noche, además hay mucha comida deliciosa, claro que evité el ajo, tristemente mucha de su comida se condimenta con el".

"Oh sí, tuvimos un gran problema con revisar cada comida luego de que Mavis se indigestara por un sopa con ajo, debieron verla, no salió del baño en toda la noche". Comentó sin pensar Jonathan y todos los presentes rieron, resaltando las carcajadas de Murray y Frankenstein a lo que la muchacha respondió con una mirada avergonzada. "Johnny" dijo ella. "Okey, okey, demasiada información"

"Es embarazoso" le dijo Mavis al chico. "Fue tierno", contestó él y ambos se sonrieron con una mezcla de ternura y diversión. Quien sabe qué tipo de persona encuentra lindo las flatulencias de su pareja, pero parece que el estar enamorado dulcifica todo.

Lo curioso de todo este hecho, es que ese primer día en que la pareja regresaba de su viaje, fue cuando Drácula notó la primera señal de abstinencia a la sangre. Sucedió cuando Jonathan se cortó el dedo por accidente con uno de los decorativos de las armaduras del salón mientras parloteaba con los demás sobre su viaje.

Una gota, solo una diminuta gota rojo brillante que se deslizó sobre su piel y calló en los tablones del piso, fue suficiente para provocar que esa pequeña sensación que había estado anidando en el rincón más oscuro de su mente saliera a flote. Entonces su corazón bombeó con fuerza y sus colmillos se asomaron sobre sus labios en un gesto hambriento.

Sin embargo, ese instinto depredador tan rápido como llegó se fue. Sucedió de manera tan fugaz que nadie más lo notó.

Rápidamente giró la mirada en dirección a su hija, quien no parecía afectada en lo absoluto, más bien lucía preocupada por el corte, que en realidad no era nada. Jonathan simplemente se llevó el dedo a la boca y se rio de su torpeza. Y aunque la sangre se había ido, el aroma prevaleció en el aire, quedado guardado en la memoria de Drácula.

"Que exquisitez" pensó aun en su estado irracional.

No obstante, en cuanto la conversación se retomó, también lo hizo su lucidez. "¿Qué acabo de pensar?" Se cuestionó con preocupación y a partir de ello ya no pudo escuchar nada más del relato de ambos jóvenes.

La situación comenzó a escalar de a poco en poco. Primero el recuerdo llegaba en momentos inoportunos haciendo que se incomodara, luego su esencia depredadora salía a flote de forma inconsciente durante la noche cada vez que sentía la presencia del humano cerca. En otras ocasiones, su descanso se veía interrumpido debido a los recurrentes sueños sobre beber sangre humana.

Entonces ya no eran semanas, sino meses en los que ya ni ver a Jonathan podía, no sin evitar pensar en lo tentador que lucía su cuello expuesto frente a sus ojos depredadores. O lo palpable que se sentía el pulso de este, aun cuando no compartían ninguna clase de tacto entre ellos.

Pero él, Él Gran Conde Drácula, era más fuerte. Se lo recordaba a cada instante mientras hacía un enorme esfuerzo por disimular. Sin embargo, la verdad es que ha perdido el toque para las mentiras. Por lo cual, pese a ser ateo, imploró a cualquier deidad que estuviera escuchando, para que por favor no sea descubierto.

Mientras tanto, la joven pareja pasaba sus ratos deambulando por el Hotel, sin darse cuenta del potencial peligro que corrían.

Neblina y SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora