Red lips

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El siguiente día estuvo bien, Mina no habló acerca de nada que tuviera que ver con la habitación, cosa extraña, y Chaeyoung estaba callada casi nunca hablaba y si debía hacerlo decía algunas pocas palabras para luego quedarse callada viendo hacía la televisión. No estaba pasando nada interesante pero prefería estar observando a dos personas golpeándose sin razón alguna que escuchar las cosas extrañas que decía la contraria.

Quién estaba hablando más de la cuenta porque esta no abría mucho la boca, es más las cosas eran al revés, Son era quien se la pasaba hablando a cada rato sobre cualquier cosa en cambio Mina veía a esos pingüinos que tanto le encantan, le parecía más divertido ver a dos aves incapaces de volar viéndose como si quisieran decir todo y a la vez nada.

La mayoría del tiempo chillaba y decía que parecían pequeñas criaturas con tiernos esmoquin.

Chaeyoung no quería ser una mala persona pero le gustaría que dejara de hablar, para poder concentrarse en la nada que era su lugar favorito en el mundo, no había salido mucho a explorar, le encantaría estar en la playa viendo hacia el océano.

Le daba miedo pero a la vez curiosidad,— ¿Me estas escuchando? —. La voz que salió de Myoui fue extraña, tan ronca y dominante que la asustó,— Lo que dije era que deberíamos comprar pizza hoy y ver películas —. Bajó la mirada hacia sus manos haciendo un adorable y corto mohín que le encantaría besar, frunció un poco las cejas cuando ese pensamiento llegó a su cabeza y lo alejó lo más que pudo.

— Claro —. Se limitó a contestar, le daba un poco de miedo hablar y que de la nada le reclamará lo que sucedió en la noche anterior aunque era solo ella la que lo sabía se sentía un poco sucia, por estar viendo cosas que no debería estar mirando y sobre todo por tener que darse una ducha con agua templada para bajar la calentura que la llevaría a cometer una acción de la que se arrepentiría de por vida.

Con el rabillo del ojo miró como Myoui fruncía los labios y los apretaba haciendo una línea recta bastante adorable, parecía que estaba a punto de decir algo pero se quedó callada y prefirió levantarse a lavar los platos.

Puede que haya estado mal hablarle de esa manera tan fría pero prefería que las cosas estuvieran así, ambas tomando una distancia, trazando una línea entre ambas esa que decidió borrar un día volvía a aparecer.

Ya que sabía que la protegería de todo lo malo que se le acercó, como la excitación al verla tocarse, murmurando su nombre, ese sonido seguía pasando por su mente y la estaba volviendo loca, al punto de que quería salir corriendo del lugar sin importarle dormir con los perros de la calle.

— Me dijeron que los de último año tenían un examen muy importante ¿Lo sabias? —. Se acercó con los platos hacia Mina quien se encogió de hombros, estaba enojada y su había una cosa que le diera medio era ver a la mayor enojada porque se parecía a su mamá cuando lo estaba.

Temerosa subió la mirada y ambas se quedaron así, viéndose a los ojos con los labios entre abiertos tratando de comunicarse algo que no quería salir de sus bocas,— He estado estudiando de noche —. Las mejillas de Chaeyoung se ruborizaron, antes de que finalizará la oración, sus ojos tenían miedo de seguir mirándola, sus manos sudaban y su lengua pedía jugar con la de la japonesa.

Tragó saliva con lentitud al ver la pierna descubierta de Mina quien la miraba divertida, le encantaría morirse y que su espíritu desaparezca, para no sentir lo que le estaba sucediendo, estaba ahogándose lentamente en su interior buscando una explicación del por qué ahora le parecía tan atractiva.

— Creo que te mojaste mucho —. Abrió los ojos como platos, confundida por lo que acababa de decir hasta que miró su camiseta de color blanco completamente empapada,— Cámbiate —. Se la iba a quitar pero la mirada de águila en busca de comida que le lanzó Mina hizo que se la quitara frente suyo.

Su mente no lograba descifrar la expresión que tenía la rubia frente suyo, parecía que quería desmayarse y volver a renacer,— Buscaré un poco de ropa ya regreso —. Sonrió con toda la confianza del mundo y se largó corriendo a su habitación al pasar por la pared que le cortaba la visión, al cerrar la puerta la paz y tranquilidad volvió a su cuerpo, tenía demasiado miedo y vergüenza. No estaba muy acostumbrada a que alguien que a ella le parecía una obra de arte la mirará como si quisiera comérsela ahí mismo sobre la mesa.

Cerró los ojos enojada lo que había dicho, parecía una estúpida hablando de esa manera, pateó el suelo y chasqueó la lengua, mientras se colocaba otra camiseta, ésta vez de color negro, pensaba en las cosas buenas y malas que tendría estar con su compañera.

Si las cosas iban bien de seguro estaría con ella para el resto de su vida el problema era si las cosas iban mal y le tocaba irse de ahí porque era su único camino a seguir, irse de la vida del amor de su vida,— ¿Amor de mi vida? —. Rió por sus pensamientos y salió de la habitación encontrándose a Mina casi entrando.

Elevó una ceja esperando una respuesta justa y concisa,— No te hagas la idiota —. Confundida se le quedó mirando, esas no eran las palabras que quería y creía escuchar.

— ¿Que quieres decir? —. Con un nudo en la garganta preguntó, cada que sentía que tenía un encuentro o plática que estaba relacionada con Mina creía que ésta le diría que sabe todo.

Una de sus manos la metió en uno de los bolsillos del pantalón de mezclilla que llevaba, tratando de calmarse mediante toques que ella misma se daba en el muslo para no colapsar, tendía a hacerlo mucho con su mamá pero ahora parece que no la quiere no ver así que tuvo que aprender a hacerlo sola y no es que este mal solo que cada que lo hace piensa lo mismo de su madre.

Mina rió y se sentó en la cama, no sabía si debía escucharla de pie o sentada a su lado claro si lo hacía estaría más cerca del enemigo lo que significaba que podría llegar a echar a perder todo por un movimiento en falso, esa era mucha responsabilidad para una chica que miró a su profesora favorita teniendo sexo.

El silencio lograba inquietarla tanto que su cabeza daba vueltas, miles de conversaciones con un final terrible aparecían en su cabeza, queriendo escapar de la situación o más bien del estrés pensó en pajaritos de seguro estos estarían felices cuando les arregle una patita, Mina estaría orgullosa de ella y olvidaría el incómodo momento que estaban pasando juntas.

— Te dije claramente que no podías entrar o fisgonear en mi habitación después de las seis de la tarde pero ayer no me hiciste caso —. La mano de Myoui subía por su muslo, trazando un camino que cada que subía la volvía loca,— Pude ver y escuchar como corrías hacia tu habitación, como si hubieras visto algo malo o tenebroso cuando claramente me miraste a mi... —. Abrió un poco los ojos de más al ver su mirada, no se veía para nada contenta y estaba segura que la golpearía.

— No fue mi intención, la música no le dejaba dormir y cuando fui a reclamarte te vi tocándote —. Dijo todo sin importarle como quedaría y las cosas que le diría de seguro eran hirientes.— Perdón por quedarme como una boba viendo cómo lo hacías —. Mordió su labio inferior, estaba bastante mal lo que hizo pero no se arrepentía de nada, es más le gustó y si fuera por ella lo volvería a hacer.

— Bien —. Abrió los labios impresionada, eso había sido fácil sobre todo sentir los labios de Mina golpeando los suyos con tanta fuerza que de seguro le rompió el labio, quería separarse para pedir una explicación fuerte de lo que estaba sucediendo pero al parecer nadie quería alejarse.

Las manos de Son subieron hasta la cintura de la japonesa quien sonrió a mitad del beso, inclinó un poco la cabeza hacia atrás dejando ver sus labios rojos por los besos compartidos.

Verla así le recordó la primer aves que se miraron, como esos labios rojos fueron lo primero que la atrajo y la hizo dudar de su vida entera.

Porque aquella rubia tierna, pequeña y adorable escondía un gran secreto que poco a poco le enseñará a Son quien no estaba para nada preparada para lo que se venía.

don't spend the night ; 𝗺𝗶𝗰𝗵𝗮𝗲𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora