Sentirse de vuelta a ese punto del pasado que no quería regresar

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-¡Líder Jiang espere! , ¡líder jiang!

Los guardias intentaron detenerlo pero ni ellos sabían si aquello era lo correcto. La sala médica olía aún a hierbas y medicinas como una burla para aquel de túnicas moradas que entró pues ni todas ellas pudieron salvar a su sobrino. 

- ¡¿Qué pasó?! - gritó más fuerte de lo que solía hacerlo cuando mandaba a los más jóvenes integrantes del clan Jiang a repasar con más vigor los movimientos torpes.

El silencio marchito el semblante fuerte de aquel que nunca pensó que esto pasaría, recordaba con temor su último encuentro con aquel menor que incluso si la sábana blanca lo cubría aún su túnica amarilla mostraba su posición como aquel que luego de cumplir una mayor edad podría ser merecedor del título de líder del clan dorado pero ahora solo no significaba nada más que un reconocimiento. Él no debería estar culpando a los médicos de este lugar cuando ni su secta era esta pero aún no creía que su último vistazo a su sobrino fue una discusión.

Solo quería advertirle que era mejor que siguiera mejorando y haciéndose fuerte, pero incluso si quería hacerlo su voz salía fuerte y no pudo intentar no herir cualquier intento del menor. Él reconocía que no servía para cuidar a alguien, no podía hacerlo cuando sabía como su actitud podía solo causar problemas cuando su orgullo solo peleaba contra el camino de otro, aún así daba todo para intentar guiar al adolescente, darle lo que el mundo le quitó al menor, lo que Wei Wuxian lo quitó.  Incluso sino era enteramente la culpa de aquel que un día fue su hermano aún seguía siendo la razón por la que desencadenante de todos solo por pensar mejor en unos bastardos Wen antes que en las consecuencias que podría llevar a su familia. 

- Dije, ¡¿Qué pasó?! Exijo respuestas, no puede ser que solo muriera..... ¿Cómo pasó esto?

Su anillo vibraba con una energía morada que crepitaba enojada pero rota, al igual que su amo, al igual que aquella vez donde en medio de donde debería estar una próspera ciudad solo habían llamas que la cubrieron por completo y túnicas borrosas que proclamaban al lugar como suyo.  Pero aún con su furia de una herida reabierta aún así no le dijeron nada alegando que la información era confidencial, aún así estaba cegado así que siguió exigiendo mientras sentía quema su mano por aquella arma que debía poder controlar. 

Ya no oía voces que lo intentaban calmar, quería una explicación, o más bien quería a alguien para tomar venganza. No se atrevía aún a arrancar la tela blanca que cubría al chico recostado pues sabía que si lo hacía solo recordaría lo último que le dijo y se sentiría más impotente porque no pudo ser mejor cuidador para él. Había prometido tantas veces rezando en el salón de los ancestros frente a la placa de su hermana, prometió cuidar al hijo de ella mientras viviera pero ahora lo más seguro es que debido a lo que dijo fuera una de las razones por la que ahora solo podía tener un cuerpo que aún permanecía en la sala médica del clan Lan. 

De pronto captó el dulce sonido de una flauta que obligó a su mente a ponerse en blanco  en contra de lo que querría haciéndolo temblar mirando al culpable. El líder del lugar había regresado y tocaba a Liebing para traerlo de vuelta a un estado más fácil que le oiga. 

Loto sin la luz del solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora