Caminando por un frágil puente

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No podían dejarlo toda la semana, incluso meses o años encerrado allí durmiendo como una estatua amarrada. Sabía muy bien que cuando dejarán despertar a aquel tigre herido este volvería a atacar, entendía las consecuencias así que fue solo mientras seguían vigilando la puerta.  Fue así que, cuando los rayos del sol aparecieron en la mañana, la puerta fue abierta por aquel hombre de sonrisa suave, incluso cuando ahora con toda la responsabilidad le era complejo formarla para adornar su rostro incluso una que fuera de cortesía.

Despacio desató el cuerpo amarrado que en aquella silla junta al único escritorio del cuarto. Estaba tan engañosamente cómodo y en un aparente sueño profundo que engañaría a cualquiera que no supiera que, aquella figura era de un hombre orgulloso cuya pelea de la tarde anterior lo dejó con el cabello salido de su peinado y a penas sujeto esto dentro de su adorno de pelo. Con cuidado sacó una aguja cuya función era suministrarle aquel líquido adormecedor para que no despertará de cualquier sueño o pesadilla que hubiera tenido.

- Toma esto... -al verlo despertarse le acercó una taza de té que fue empujada al suelo de un manotazo- no tiene nada.. -volvió a rellenar otra taza pero esta vez las manos que estaban rígidas en aquel regazo estaban sueltas  y sin fuerza a ambos lados de él.

- No.... no tomaré...- aquella mirada entrecerrada de las pupilas moradas era una clara declaración de desconfianza, no lo culpaba ya que tenía muchas pruebas de que hizo y el picor de su muñeca indicaba que lo volvería a hacer-  ¿Piensas... que durmiéndome no tomaré venganza?

- Por favor, calma líder Jiang. El juicio será en unos días, le recomiendo descansar y regresar con la cabeza más fría.

Intentó convencerlo pero era tan difícil encontrar palabras sinceras sin sentir que traicionaba a alguien. Así que optó por unas más alejadas, algo que pudiera dar tiempo a lo inevitable, ya a las otras dos sectas se le había enviado la información en emisivas y todas habían informado que llegarían para tomar en conjunto una decisión del futuro de su sobrino.

-¡¿Quieres que me calme cuando ni siquiera me dices el nombre de quien lo mato?! Solo dilo e iré a tomar la justicia con mis manos

Eran las palabras de un hombre quien perdió al único familiar que le quedaba, un recuerdo de la hermana que quería tanto. Parecía no importarle nada más que ello, incluso si lo mataba primero no cree que las demás digan gran cosa, o algo importante, pero no podía ya que también él había criado a aquel que ahora era juzgado además de a su propio hermano. Sabía muy bien ,el de  ropas claras, lo que era la impotencia, el querer venganza, eso fue algo que sintió cuando vio a Wangji siendo azotado por los ancianos hasta que lo debilitaron y fue aunque recto parecía desde antes herido de una gravedad diferente. Entendía que ambas comparaciones no eran iguales, él aún tenía a su familiar mientras que el portador de Zidian ,cuya ira irradiaba semejante a la energía que aquel látigo podía convocar, no le quedaba nadie.

Bueno sí alguien, pero sabiendo los rumores se podía saber fácilmente que incluso si dijera lo que intuía a través de las sospechas de A-yao entonces solo aumentaría más su ira. La cinta de su frente parecía apretarlo, se sintió por segundos sin palabras, sin siquiera un porte de líder para fingir una sonrisa tranquilizadora cuando lo que su corazón decía era que retrasará el juicio, que intentará solucionar de otra forma todo esto. Pero no había forma pacífica para solucionar unas muertes tan horribles, él mismo vio los cuerpos de aquellos adolescentes muertos así que incluso si creía en la historia que tanto su sobrino como el heredero del clan Ouyang nadie más los creerían.

Él mismo ayudo a alzar los cuerpos, las marcas de espadas eran precisas, cortes profundos desgarrando ropa y piel, golpes de manos pequeñas que no coincidían con aquel asesino que por suerte no pudo escapar pero para mala suerte cayó muerto después de un enfrentamiento entre su hermano y quien acompañaba a este. La escena parecía una tortura en vez de un acto de defensa propia, como si se hubieran tomado el tiempo para  desgarrar pedazos de piel e incluso aquel que por el que el otro líder lloraba haber sido sacado sus ojos de sus cuencas.

El joven que estaba algo seguro era aquel que hace años había, y parecía que aún seguía, enamorando a su hermano pequeño fue quien al ver el estado en especial de este cuerpo le ayudó a cubrir evidencias. Sabía que iba en contra de las normas mentir pero no solo.. no podía.
Vio al joven de negro con sus manos temblar pero contenerse mientras las suyas seguían firmes pero su mente un desastre como el de ahora. 

- Perdón, líder Jiang, pero no puedo dejarlo hacerlo hasta el juicio. Las investigaciones y evidencias aún siguen recuperándose.

Su voz seguía firme pero Zewu-jun se sentía caminar sobre un silencio helado donde el suelo no era firme al igual que aquellas cuerdas con las que había crecido. 

- ¿Cómo puedo creer aquello cuando ni siquiera me dejan traer su cuerpo a su hogar? ¿Creerte cuando ni siquiera me miras firme? ¿Debo creerte, líder Lan?

No pudo refutar aún así siguió con el camino que había decidido seguir.

-Si el líder Jiang no se controla no podrá asistir al juicio. Por favor cálmese un poco Sandu Shengshou o se le pedirá que se aleje del clan Lan hasta que el juicio terminé.

Aún sabía que no era lo correcto, que sus palabras de aparente intento de calma ni siquiera era un disfraz. Pero estaba orillado entre su familia y su secta así que incluso si no era justo no podía desviarse de aquel frágil puente que decidió caminar, desde que ayudó a arreglar los cadáveres ocultando la mayor parte de las marcas de las propias armas que aquellos adolescentes aún empuñaban. 

Loto sin la luz del solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora