Con los ojos vendados terminaré todo

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Pero el joven Lan no sabía que aquel que deseaba que lo castigue ya no estaba en ese cuerpo, en cambio lo único que quedaba era un gran resentimiento.  Marcas negras cubrían el cuerpo que había pertenecido al líder Jiang, sus ojos morados habían perdido el blanco cubriéndose de un mar negro con una morada luz en el centro.  Todo por culpa del brazo, que cargaba un arma que brillaba con gran intensidad.

Aún así era una persona contra toda la sala. Una cuyas personas no eran simple gente por lo que lo rodearon, una sombra negra cargando a los jóvenes acusados para alejarlos de la pelea.

Aquel de túnicas moradas estaba en desventaja. El sonido de la flauta, el guqing, y las espadas se oía fuerte, todo hacia una persona. Y aún así peleaba como si no le importará ya nada.

Parecía que ya no sentía el dolor, aquel anillo que ya no debería funcionar seguía cubriendole como una serpiente cubriendo la espalda de su amo. Pero a pesar de verlo, no entendían cómo lo movía hasta que vieron que este se encontraba rodeando el marco de aquella temida arma la cual reconocieron con el nombre de Baxia.

Incluso en batalla, indignados preguntaron el por qué eso estaba libre. Incluso aquellos que supervisaron la captura no entendieron hasta que recordaron que el último que supo donde se encontraba el resto del cuerpo no estaba presente en la sala, habiendo salido para ir al baño.

-Rodeenlo. Usen todo, ese ya no es el líder Jiang- fue el que estaba en la cabeza del clan Lan el que ordenó pasar de un plan defensivo para evacuar a los discípulos menores, a uno directo.

Dando indirectamente, la orden de poder pelear con lo que sea, pues la amenaza había escalado, a algo peligroso.

Alguien quien ya no temía ni a la muerte y cegado por la ira, incluso si fuera un enemigo rápido, el peligro solo se incrementaría. Además aquella extremidad parasitaria, podría huir e infectar a otro más de la sala.

........

-Wei Ying... - llamó el de túnicas blancas al muchacho que aún tenía aquellas oscuras después que este había dejado de moverse.

- Lan-er gege... Voy a regresar y pelear.. Baja y dile a Wen Ning que venga rápido.

El pecho de quien había respondido dolía donde debía estar el núcleo. Había salido junto a Lan Zhan para poner a ambos chicos a salvo debido a que nadie deseaba salvar a los acusados.  Y ahora solo deseaba regresar para tratar de salvar a aquel hermano que había dejado nuevamente atrás.

Sintió aquella mirada que sin palabras podría a penas intuir que estaba preocupado. Y quién no, dentro de la sala que a penas se sostenía, la energía demoníaca rebosaba como una plaga debilitando a los que peleaba y dificultando saber donde atacar. Causando alusinaciones entre los ataques violentos que cada movimiento del arma causaba.

Se veía que, quien lo cargaba, no tenía experiencia, pero si los que peleaban estaban siendo envenenados con rapidez entorpeciendo sus pasos, entonces la balanza se tambaleaba notablemente.  Al final de nuevo ambos debían pelear, algo que había tratado de posponer lo más que podía por el cariño que aún sentía por aquellas personas con las que pasó su infancia.

-Ve rápido, y ayudame Lan Zhan. Pero primero pon a salvo a nuestro hijo y a su amigo.- Mencionó alto con una sonrisa que a penas se mantenía antes de verlo saltar.

La confianza que el Lan Zhan de ahora mostraba hacia él era demasiado grande como para él. Tragó saliva apretando la flauta que el lan le había regalado, y solo entonces regresó a la sala donde el juicio se había tornado distinto a lo planeado.

Loto sin la luz del solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora