Salí de clases temprano, la maestra de la última hora no llego dentro de los primeros 10 minutos así que clase libre.

Tome mis cosas y me dispuse a salir de la escuela, estaba agotada y quería dormir un poco.

Llegando a mi casa me puse a realizar mi tarea y salir de mis deberes, aunque cursaba la universidad mis padres a diario me marcaban, a pesar de que estaba a una hora en coche.

Faltaban 10 minutos para su llamada habitual así que solo espere sentada en el sillón mirando la pared, pensando en si tal vez y solo tal vez existiera un lugar, un lugar ideal para mí.

Sonó mi teléfono y ni siquiera vi quien era, solo me hablan mis padres, soy muy antisocial como para salir a fiestas, o cosas así, muy solitaria y metida en la biblioteca o estudiando.

-  Hola hija, ¿Cómo va tu día?

- Va bastante bien, ahora estaba apunto de hacer tareas y eso, ¿El suyo cómo va?

- Te apuras y no quiero que salgas por favor- esta vez hablo mi padre con voz de llamada de atención-

- No padre, claro que no saldré - como si tuviera amigos para salir-

- Oye hija ...

- ¿Si madre?

- Suerte en tu día, nos vemos.

Colgó y no me dejó despedirme, me parecía raro ya que siempre me despedía de ellos y nunca me cortaban de la nada.

Entre LíneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora