Cuando gira sobre mis talones, me di cuenta de que el ya no estaba ahí, no conmigo.

Salí de la habitación y seguí, abrí la puerta que seguía, un dormitorio sin habitante.

Abrí la última puerta a final del pasillo, la denomine la habitación roja.

La luz que se veía era color rojo pasión, tenía de todo un poco, una cama grande y  cosas que definitivamente no había usado, para especificar placer sexual.

Esta era una habitación que explotaría después.

Cerré y baje por la escalera de la derecha, abajo sola había la sala principal, el comedor y la cocina, enfrente la playa y atrás una alberca, para ser mansión no tenía muchas habitaciones, y estaba bien para mí, si hubiera más cuartos de seguro que no podría memorizar tanto y sería fácil perderme.

Abrí la puerta y salí a recostarme en la arena, salió Lezcano con dos jugos de naranja, sabía lo que necesitaba.

-Toma, perdón por mi comportamiento de hace rato, por eso decidí hacerte un poco de jugo- estaba algo preocupado de que estuviera enojada, y aunque estuviera algo molesta por su comportamiento, no podría enojarme con el, por qué el siempre me gustó-.

- Está bien, no te preocupes, mmmm hay centro comercial- quería ir a comprar cosas higiénicas como shampoo, desodorante, toallas sanitarias, ropa interior y ropa para el cuarto rojo-.

Algún día iría ahí con este chico, tenía que estar preparada.

-Solo si tú quieres que haya centro comercial habrá, recuerda que este es tu mundo puedes crear lo que quieras.

Eso es cierto así que , habrá cine, centro comercial, restaurante y farmacias. Con eso está bien por qué tampoco quiero una ciudad.

Fuimos caminando al centro comercial. No estaba demasiado lejos.

Al llegar dispusimos a compara muchas cosas, cómo comida sana y no sana y mis productos de higiene.

No había que pagar, llegamos a la mansión y ordenamos todo.

Entre LíneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora