11. capitulo [ Te amo ]

80 6 0
                                    

ADAMS HUDSON

11.

—¿Estuviste llorando?—Pregunto lo que ya sé, ya que cuando llegue vi sus ojos rojos.

Niega pegándose más a mí.

—No me mientas—Le digo en tono molesto. No me gusta que me digan que no cuando las cosas son un; sí.

Y ella claramente estaba llorando.

—Creí que ya no vendrías—Responde— Te estuve esperando toda la noche.—

Asiento sin contestarle ninguna palabra, por el hecho de que recordar lo que pasó me hubiera costado el no tenerla si me hubiera dejado llevar. La atraigo hacia mi pecho.

—Tuve un imprevisto—Respondo soltando un suspiro apretando su cintura.—Fiorella la hija de la esposa de mi tío llegó hoy—. Le informó, puesto que no quiero que secretos estén entre los dos. Intenta apartarse, pero no se lo permito.

Levanta el rostro viéndome y su rostro es tan angelical haciéndola lucir sus ojos grises de otro mundo, su oscuro cabello, sus mejillas muy sonrojadas. La hace lucir menos edad de lo que tiene.

Pero eso a mí no me importa, ella es una mujer ahora, nada de esas mierdas de perjuicios me apartarán de ella. Nunca en mi vida he estado tan seguro de algo y es estar con ella. No moví mis fichas en vano sin importarme nada.

—¿Ella?...

—Ella no significa absolutamente nada—La corto antes que se haga ideas ironías.—Nunca lo fue y nunca lo será.

—La señora Sabrina dice que ella y tú mantienen una relación incestuosa.

—Fiorella no es mi prima, solo es la hija de la esposa de mi tío y nada más—Le explicó—Ella fue adoptada por mi tío nada más, ella no lleva mi sangre—Me enderezo porque lo que le diré quiero que esté grabado en su cabeza—Conozco a fiorella desde que era un niño, fuimos amante por mucho tiempo.

Le digo, nunca le di explicaciones a ninguna mujer de lo que hago incluyendo a Cinnia quien es mi madre, pero ella no quiero que se siente inferior o insegura ante cualquier mujer, ya que nadie será tan importante para mí como ella.

La tensión que mantiene en su cuerpo hace moverme con ella hacia la silla que hace en el lugar, sentándola sobre mis piernas.

—Pero estabas casado con Sabrina, ¿Por qué hacías eso?—Pregunta.

—El matrimonio con Sabrina fue solamente por Scott, ese fue el acuerdo que existió—Le explicó. Cuando me acepte casarme con ella fue hasta que Scott tuviera la edad de 15 años.

Nos casamos con vienés por separados y con un acuerdo que ella no cumplió.

—¿Nunca la quisiste?.

—Porque debería—Acaricio su muslo—No estoy obligado a querer alguien. Nunca en mi vida le he ofrecido a alguien algo que no estoy dispuesto a dar.

—Creo que no deberías de hacer eso.—Articula—Ninguna mujer merece esos tratos.

—No, pero no es mi culpa.—Respondo dejando pequeños besos en su clavícula—Ella sabe que me casé con ella por mi hijo y no por amor no porque quería.

—Pero yo...

—Lo qué hay entre tú y yo, es muy diferente con lo que pasado con Scott o con las mujeres que he estado.—Me separo de ella.—No compares lo nuestro con el pasado.

Tomo su rostro entre mis manos.

—Escucha—Le pido—Nunca pienses o imagines que yo te haría daño ¿si?—Asiente, que ella sepa eso es muy importante para mí, porque sé que algún momento sabrá verdaderamente quien soy y quiero que siempre se siente segura, que jamás piense que le haría daño—Tú eres todo lo que quiero en la vida... Y me vale mierda si le gusta o no a mis hijos o a tu familia, quiero estar contigo y lo estaré, no dejaré que nadie se interponga.

NAFARIOUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora