TRAVESURAS

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TAVESURAS

Recordando viejos tiempos, lo primero que viene a mi mente somos tú y yo.  Siempre fuimos tú y yo.

Si alguien me describiera sin conocerme, diría que soy inteligente, callado e introvertido. Pero… ¡Malas noticias! Todos se equivocan.

Tú no.

No recuerdo exactamente cuál de nuestras bromas fue la primera. Puedo haber sido la vez en que pegamos un chicle en la silla de la niña rara y antipática, o cuando pusimos un escarabajo en la taza de café de la molesta Señorita Perfección, o…

Podría seguir, créeme, pero me acabo de acordar de una épica. A Sofía Sánchez le quedaba lindo el verde en su cabello, ¿no? Creo que aprendió a no meterse con nosotros.

Escribo esto entre suspiros, anhelando la inocencia de ese entonces, cuando no existían las mentiras, ni los secretos, ni los novios…

Pero no. No hay más de esas travesuras tontas, de esas que eran solo nuestras. No hay más de esas risas compartidas con complicidad ni miradas perfectas que no decían nada y eran todo a la vez. 

Chica del corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora