ADOLESCENCIA

115 10 2
                                    

ADOLESCENCIA

El instituto fue… una locura.

No sé cuándo, ni cómo. No hubo un día, una hora, un momento, una revelación. Simplemente, lo supe. Te amaba.

Los cambios de la edad nos llegaron rápido a los dos, pero perder esa inocencia tan nuestra, tal vez tardó un poco más.

Por años hemos dormido juntos en la misma cama, abrazados y sin reservas. Cuando teníamos dieciséis, empezó a volverse algo incómodo, pero seguíamos siendo tú y yo.

Aunque empecé a salir con alguna chica cada tanto, y tú empezaste a tener esas relaciones basadas en ilusión que aún te destrozan; seguíamos siendo tú y yo.

De noche nos escapábamos de casa para ir a fiestas. Bebíamos solo un poco, porque yo nunca dejaba que te emborracharas por miedo a las locuras que fueras capaz de cometer, teniendo en cuenta las que hacías estando sobria. Tu risa achispada y tus bailes alocados me mantenían hipnotizado, porque actúo como un tonto por cada cosa que haces. Pero no te dabas cuentas, nunca lo haces.

Lo sabía, lo sé. Tú me amas, pero no de la misma manera en que yo lo hago. Eso es algo que acepté con naturalidad en ese entonces, pero jamás pensé que sería algo tan difícil de llevar cómo lo es ahora. Aquellas noches volvíamos a casa, y dormíamos juntos como siempre, porque aún seguíamos siendo tú y yo.

Y vuelvo a suspirar mientras escribo. Esta vez, extrañando estar abrazado a ti hablando de tonterías hasta dormirnos. Extrañando que seamos tú y yo.

Chica del corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora