---///\\\---///\\\---///\\\---///\\\---///\\\---///\\\---///\\\---Te extraño mucho.
La última vez que te escribí fue hace más de un mes, ¡discúlpame! Estuve muy ocupado, pero estoy seguro de que estarás muy orgullosa de mí.
Me mudé, he sido promovido o algo así y el proceso me ha traído de vuelta.
Regresé a Tokio la semana pasada, ahora soy director de área. Es un trabajo externo dentro de una gran empresa. Estoy en periodo de análisis y ha sido muy agobiante, pero no pasa nada, no pienso abandonar.
Estoy viviendo cerca del puerto. Es un lugar sencillo, pero me servirá de paso; si todo sale bien, encontraré algo mejor muy pronto.
Me he reencontrado con algunos de mis viejos amigos, cuando los vi no lo podía creer. Shun y Shiryu me dieron la bienvenida, ¿no es fenomenal?
Estoy muy feliz por todos mis logros y no quiero ser mal agradecido, pero regresar a este lugar también ha sido difícil. Creo que no ha pasado ni un sólo día desde que llegué en el que no te recuerde. Las noches se han vuelto pesadas, tu recuerdo no deja de rondar por mi cabeza.
He soñando contigo: Que no te fuiste, que aún estás a mi lado... pude abrazarte, oler tu cabello y escuchar tu voz; pero sé que son sólo ingratos sueños lúcidos. Las noches se han transformado en una tortura.
Le doy muchas vueltas en mi cabeza. No quiero sonar egoísta, y aunque al pensar en tu ausencia no puedo dejar de sentirme culpable, otras veces me supera el enojo y no puedo evitar culparte a ti. Luego me doy cuenta de que no soy quién para juzgar tus decisiones.
Todas estas cosas me han atormentado día a día, estar acá ha sido también una bofetada de realidad. Lo cierto es que aún me dueles y creo que me estoy volviendo loco.
Disculpa si te hago sentir mal con todo esto, pero tenía que decírtelo. Te he extrañado más que nunca y me haces mucha falta, sólo quería que lo supieras.
Hoy tendré visitas en casa, espero cambiar el aire del apartamento.
Prometo escribirte pronto, nunca dejaré de hacerlo, incluso si no quieres leerme.
Te quiero mucho, siempre.
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"Guardar"
—¡Hummmmmmm! —bostezó fuerte mientras se estiraba por completo y se dejaba caer sobre el blanco escritorio, exhausto, pero algo más liviano.
El cansancio le estaba ganando, la primera semana en la empresa le resultaba agobiante. Aún así, no se quejaba: Era la primera vez que disfrutaba de un despacho privado y le hacía sentir importante. Cada detalle de ese lujoso lugar valía por todos eso años de esfuerzo en la facultad: Una sala de buen tamaño en color blanco, una vista privilegiada de la ciudad por un gran ventanal desde el piso diez, una cómoda silla ergonómica para no desgastar su salud, un equipo de última generación, un mueble blanco del alto de la pared con varios compartimientos para guardar sus pertenencias, una máquina de café junto a un juego de tazas para dos personas. ¿Qué más podía pedir?
Revisó el móvil: 17:04, una hora más para la salida. Esa tarde tenía planes, una divertida tarde de chicos con los viejos amigos y desconectarse del trabajo. Le hacía mucha falta algo de diversión luego de aquellos días tan duros.
Abrió Facebook para pasar el tiempo. Últimamente algunos de sus contactos de Tokio intentaban comunicarse con él por la aplicación, ese Mark Zuckerberg ya sabía de su reciente regreso a la capital.
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Vorágine
AléatoireUn huérfano que lo ha perdido todo encuentra motivación en sus estudios y trabajo. A estas alturas está seguro que para lo único que sirve es para cumplir su rol de director TI de la empresa a la que acaba de ingresar, y está muy orgulloso del puest...