Capítulo 15

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Hay un capítulo antes de este <3



El pitido constante molestaba mis oídos, sentía mucho sueño y comenzaba a escuchar murmullos a mi alrededor. Mis ojos pesaban, pero sentí como algo provocaba cosquillas en mi mejilla. Poco a poco la bruma del sueño comenzó a disiparse y me di cuenta de que algo o alguien acariciaba mi cabello suavemente.

—Vamos, despierta... —escuche una voz muy cerca de mi oído, suplicando —Cariño, por favor.

Comencé a abrir mis ojos, por la luz, parpadeé varias veces; pequeñas lágrimas me cubrieron los ojos para protegerme. Miré a un lado una sombra, pero aún no lograba distinguirla. La sombra se acercó y sentí como tomó mi mano, entrecerré los ojos para intentar verlo. Distinguí ese par de ojos verdes y azules a la vez, mirándome con preocupación.

—S-Si... —tenía la voz agotada y las palabras no me salían.

—Estoy aquí —beso mi mano —, tranquila.

Intenté aclarar mi garganta, para poder hablar, mi visión ya se había aclarado y podía verlo. Estaba con unas ojeras horribles debajo de sus ojos, lucía cansado.

—¿Q-que pasó? —intenté sentarme, pero sentí un gran dolor en mi estómago.

—No lo hagas, estas herida —Sitael acarició mi frente con cuidado.

Mire a mí alrededor y la habitación era blanca, el pitido diferencie que salía de un aparato con el que estaba familiarizada.

Estaba en un hospital.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente.

—Ey, ey, mírame —lo miré —. Estas a salvo, estoy contigo.

Los recuerdos abrumaron mi mente, Michael hiriendo a Adriel.

Hiriéndome a mí...

—Adriel... —mis ojos se llenaron de lágrimas —Michael, él...

Asintió.

—Lo sé —sacudió la cabeza —, Adriel está bien, está recuperándose.

Lágrimas cayeron por mis mejillas.

—Fue horrible...

—Lamento no haber estado ahí —baja la mirada—, estaba tan asustado.

Mi corazón se apretó, lo notaba, aún parecía asustado.

—Cuanto tiempo...

— Cuatro días, llevas inconsciente cuatro días —aprieta mi mano un segundo y la suelta para levantarse —. Debo llamar a tus padres, están muy preocupados.

—Pero, no pueden ver... —me sonrió a medias.

—Tranquila, todo está bajo control —asiente —. Vuelvo en un segundo.

Sin más salió de la habitación, pasé mi mano por mi estómago y estaba vendado.

Tenía tantas preguntas.

¿Quién me había salvado?

¿Cómo Adriel pudo ser herido con tanta facilidad?

¿Cómo todo esto estaba pasando?

—Hija... —giré mi cabeza a la puerta del cuarto y estaba mamá con los ojos llenos de lágrimas —Dios mío... —Se acercó y se sentó cerca de mi cama, papá igual entro, él se veía más calmado viéndome. Luca llegó y se sentó al otro lado y me tomó de la mano,

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