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¿Está bien que haga todo esto? ¿Y si sus superiores se enteraban? ¿Y se los demás cadetes llegaban a enterarse de esto?

Era lo que preguntaba una y otra vez. Las inseguridades habían comenzado a aparecer y, se sentía frustrado.

Volteó su cabeza y su mirada se posó sobre el pelinegro que dormía tranquilamente a su lado. Recostó su cabeza hacia atrás dejando escapar un ligero suspiro.
Tenía la vista perfecta, Xiao Zhan se veía tan tranquilo y calmado, y al mismo tiempo, se veía tan hermoso.

Levantó su mano y la acercó a la mejilla ajena, y por un momento, la muy diminuta sonrisa desapareció de su rostro.

"Su mejilla está fría" pensó.

Se acomodó mejor y tocó el resto de su cara y brazos, estaban fríos.

Fue cuando lo recordó, miró la hora en su reloj y se golpeó mentalmente. Ya eran las seis de la tarde, y por ende, comenzaba a hacer frío, no era de extrañar el porqué Zhan parecía una bolita en el asiento.

Mierda...

Apartó las manos del menor, y las dejó caer sobre le volante. Miró hacia atrás y buscó algo con la vista, y lo encontró. Se estiró un poco tomó la manta que permanecía doblada en el asiento trasero. Al volver a su posición original, la desdobló y con cuidado, cubrió al menor con ella.

Cuando vio que su trabajo estaba hecho, se apartó. Lo miró atentamente un par de segundos y suspiró. Acomodó mejor las bolsas que había comprado antes de la salir del pequeño pueblo y encendió el vehículo para comenzar a conducir.



El olor a comida que despertó su hambre, y el bajo volumen de la música fue lo que lo despertó, lentamente fue abriendo sus ojos y la primera imagen que tuvo fue del capitán, sosteniendo una galleta con su mano mientras tarareaba la letra de e la canción que están sonando. Este al darse cuenta de su despertar lo volteó a mirar dándole una sonrisa.

— Despertaste... ¿Tienes hambre? Compré comida para nosotros.

Lo vio dar una mordida a la galleta y no supo por qué su corazón comenzó a latir más fuerte y rápido.

— ¿Qué pasa? ¿Tienes frío?... La última vez dijeron que la calefacción no había sufrido daños — susurró poniendo la mano cerca de las rejillas del aire.

Despertó de trance y se acomodó en su asiento.

— ¿Te sientes bien?

— Ah, sí, sí.

— ¿Seguro?

— Sí.

— Mhn... ¿Tienes hambre? — preguntó y el menor asintió.

Yibo tomó una de las bolsas y se la entregó con cuidado.

El silencio entre ambos no había sido incómodo como en algunas veces lo fue. Era realmente cómodo, ambos comían en silencio y mientras la música sonaba débilmente. Y así, hasta que llegaron al lugar donde se hospedaba.

— Ve a ducharte primero — habló el mayor una vez que entraron al cuarto.

Cuando lo vio desaparecer en el baño, se dejó caer en su cama y soltó un suspiro.

¿Por Qué No Quieres Seguir Órdenes? ▪︎ [YiZhan]  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora