01

1.3K 194 26
                                    

Toda su vida la vivió admirando y respetando a su familia, quienes llevaban un estilo vida militar, su padre, su abuelo, sus tíos, todos eran militares, y él quería ser uno igual.



— ¡ABUELA, MAMI!! ¡MIREN! ¡Atrapé un pez yo solito! — dijo levantando el pescado haciendo que ambas mujeres rieran.

— ¡Mi niño ya es todo un soldadito! — habló la mujer mayor con una sonrisa.

— No soy un soldadito, soy un soldado grande y fuerte como papá ¡¿Verdad abuelo?! — el hombre sonrió con nostalgia y asintió.

— Mi vida, ve a bañarte, tenemos que ir al aniversario de papá — esta vez la que habló fue su madre.

El pequeño Yibo de ocho años, aunque no era un adulto, sabía que a su madre aún le dolía el hecho que su esposo ya no esté con ellos en casa. Obviamente esto lo descubrió la noche en la que se enteraron de la noticia.




Tenía seis años cuando soldados de alto rango llegaron a su casa con cartas y una pequeña caja con una placa, su abuelo lo encerró en un cuarto con la excusa de que era una conversación de adultos, pero aún así pudo escuchar el llanto de su madre y abuela, su padre había muerto dándole la oportunidad de vivir a inocentes.




Cuando tenía dieciocho años tomó la decisión que le traería un lindo futuro.

— Mamá... Voy a enlistarme en el ejército.

— ¡No puedes! — habló la mujer con lágrimas acumuladas en su ojos.

Yibo suspiró y se acercó a la hermosa mujer que tenía por madre, tomó con cuidado sus manos y depositó un beso en ellas.

— Eres lo único que me queda de él — susurró

No hacía falta que preguntara, Yibo era la viva imagen de su padre, tan iguales, tanto físicamente como en carácter.

— Mamá, no te estoy pidiendo permiso... Te lo estoy comentando, me enlisté en el ejército... Me voy en dos días — si pudiera describir lo que veía sería, "Ver el corazón de su madre quebrarse a través de sus ojos".

— Es lo que quiero hacer... Es lo que he querido hacer toda mi vida, mamá... Déjame vivir mi vida ¿Sí mamá?





Su madre, sus abuelos, ellos eran los únicos que podían hacer que su orgullo desapareciera, ellos eran los únicos que podían y tenía el privilegio de ver a un Yibo inocente, sonriente, juguetón y cariñoso.

La mujer sorbió su nariz y lentamente asintió. Con una de sus manos acarició los castaños cabellos de su hijo y una sonrisa se dejó ver.

— Tu padre estaría orgullo de ver en lo que estás convirtiendo, ten cuidado mi niño, pórtate bien, llámame cada que tengas libre, cuéntame todo... Y no me olvides.

— ¿Cómo puedes decir eso?, jamás te olvidaría, eres mi mami... Prometo llamarte siempre y portarme bien... ¿Me das un abrazo? — dijo extendiendo sus brazos.

La bella mujer rió y aceptó, Yibo la abrazó de regreso y sonrió.

— Estoy muy orgullosa de ti mi pequeño.

— Te amo mamá.

— Yo te amo más.







Cinco años habían pasado y la noticia de que su madre había muerto, fue como un balde de agua fría junto con miles de cuchillas atravesando su corazón. Pasó días tratando de asimilar lo ocurrido, no comía, no dormía solo se la pasaba mirando la foto de sus padres y él en su último cumpleaños juntos. Sus abuelos fueron su pilar de apoyo, sin ellos a su lado, ayudándolo en todo momento, probablemente nunca hubiera salido de aquel pozo que él solo se estaba cavando.

¿Por Qué No Quieres Seguir Órdenes? ▪︎ [YiZhan]  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora