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HaiKuan veía como el pelinegro ya débil, seguía corriendo con caro bolso sobre su cabeza. Estaba algo sorprendido, el chico llevaba corriendo una hora y recién notaba el cansancio, era raro.

- Kuan - el teniente volteó a mirar y vio a su amigo acercándosele.

- Yibo, ¿terminaste de almorzar?

- Mhn, ve tú... ¿Cuántas va? - el chico sonrió con sorna

- ¿Me creerías si te digo?... Lleva ciento ochenta seis.

- ¡¿En una hora?! - preguntó sorprendido.

- Un poco más y se parece a ti eh Wang. Voy por mi almuerzo, y dile al niño ese que me apiadé de su alma.

Yibo asintió sin entender a que se había referido su amigo con eso. Tomó asiento en el lugar donde anteriormente su amigo estaba. Una pequeña risa salió de su boca cuando vio al nuevo cadete tropezar y caer, este entendió sus brazos y se podía apreciar claramente como su pecho subía y bajaba de manera rápida.

Se levantó con sus manos en su pecho y sonrió antes de desaparecerla y cambiarla por una línea recta.

- ¡¿QUIEN DIJO QUE PODÍAS ACOSTARTE Y DESCANSAR?! - gritó.

Xiao Zhan asustado levantó su cabeza y allí lo vio, de pie donde antes había estado el teniente, el capitán Wang estaba allí, ya no le importaba que sus caras prendas se ensuciaran por el polvo de la pista. Con algo de esfuerzo se volteó hasta quedar boca abajo, con ayuda de sus manos y rodillas se puso de pie, sentía sus piernas temblar al igual que sus brazos, estaba tan cansado, y el sol y calor no ayudaban en nada. Si bien hacia ejercicio de resistencia física seguido, no estaba acostumbrado a ese ritmo.

Lentamente tomó su bolso, tragó saliva con esfuerzo y siguió "corriendo", porque en realidad ya solo trotaba, si es que a eso se le podía llamar trote.

El capitán sonrió.

- ¿No querías jugar sucio? Shí está tu juego niño... ¡Haa, adoro mi trabajo! - soltó una pequeña risa y se volvió a sentar en su lugar.

- Aunque pensándolo mejor, te estoy disciplinado niño malcriado - habló mientras fruncía su ceño.








Al cabo de unos minutos y cuando terminó de contar las 250 vuelta, tomó una botella de agua que había llevado consigo y se levantó. Caminó hasta quedar en medio de la pista y se quedó allí hasta que el joven pelinegro llegara.

- Me sorprendes Xiao - pero quedó más sorprendido cuando el chico colapsó de cansancio frente a él.

El pecho del menor subía y bajaba de manera rápida, estaba tendido en la pista con las piernas y brazos abiertos mientras que con su boca trataba de encontrar aire para sus pulmones.

- ¿Con esto ya se te quitaron las ganas de desobedecer a tu oficial?

Zhan no respondió, lo único que le interesaba en ese momento era respirar bien.

- De pie, andando.

Ordenó al ver que el pelinegro empolvado no obedecía, con su bota golpeó despacio una pierna de este.

- Te dije que arriba, no me hagas enojar Xiao.

Aguardó un poco más por una respuesta, la cual no llegó, pero vio cómo las manos del joven se aferraban a la tierra, y fue cuando se dio cuenta de que algo andaba mal.

"¡Mierda!"

Rápidamente se arrodilló junto al menor y lo sentó apoyándolo en una de sus piernas. Le quitó la tapa a la botella de agua y vertió un poco sobre la cabeza del pelinegro, con su mano libre limpió el rostro ajeno.

¿Por Qué No Quieres Seguir Órdenes? ▪︎ [YiZhan]  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora