Epílogo

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Camila terminaba de arreglarse frente al espejo. Acomodó su cabello y aunque ya no solía usarlas, sacó un listón rojo de un pequeño cofre que se encontraba sobre el tocador. Se lo colocó y cuando vio su reflejo, aunque sus rasgos eran ahora más maduros, ella pudo ver a la chica de 12 años que había sido, la chica que usaba listones y que se había enamorado perdidamente de su mejor amiga, de su Ángel.

Camila suspiró y tras dar un último vistazo, comenzó a avanzar hacia la habitación a lado de la suya. Tenían que darse prisa.

La morena abrió la puerta para encontrar las cortinas cerradas y un pequeño desastre en la cama. Sonrió antes de acercarse a la cama para despertarla. Era el segundo mejor regalo que Lauren le había dejado.

-Princesa...- dijo Camila con la voz dulce, mientras comenzaba a mover el desastre de sábanas y cobijas -mi amor, despierta...-

Camila finalmente había liberado el pequeño cuerpo de todas las sábanas y ahora, viéndola dormir, no podía evitar pensar en su amada ojiverde. Ya no eran sólo que ambas tenían el mismo color de cabello o de ojos; era que a pesar de que nunca la conoció, ella tenía manías de Lauren, cómo dormir boca abajo con un montón de cobijas encima.

-Nicole, por favor mi amor, despierta- volvió a insistir con la voz dulce mientras sacudía ligeramente a la niña - tenemos que ir a ver a mamá...-

La pequeña lentamente comenzó a girar hasta quedar acostada boca arriba y cerró sus manos en puño para tallar sus ojitos, después los abrió y Camila sintió ganas de llorar. Hoy era un día sensible y ver que su hija tenía los ojos de su otra madre la hacía emocionarse... Nicole era la digna hija de Lauren.

-¿Puedo llevar el dibujo que le hice?- preguntó la pequeña niña de cuatro años mirando a su madre.

-Claro que puedes. Seguro que a tu madre le va a gustar muchísimo- aseguró mientras dejaba una caricia en su mejilla -ahora, vamos a darte un baño y prepárate -

Nicole Jauregui - Cabello de cuatro años era el centro de la vida de Camila. Siempre estaría agradecida con Lauren. El amor de su vida le había dado la oportunidad de vivir, de cumplir sus metas y también le había dado la oportunidad de realizar el mayor sueño que habían tenido juntas... ser madres.

Aunque hoy se cumplían seis años de la partida de Lauren, Camila aún recordaba como sí fuera ayer la tarde en la que April Kepner se había acercado a ella en el cementerio; frente a la tumba del amor de su vida, Camila había recibido una noticia que le cambiaría la vida...de nuevo.


FLASHBACK: 6 AÑOS ATRÁS

Una semana entera había pasado desde que se enteró que su novia había sido la que le había donado el corazón. Una semana donde había estado llorando cada noche aferrada a la almohada del cuarto de Lauren al enterarse de que Lauren, su novia, su ángel... había decidido quitarse la vida.

Apenas comía y comenzaba a creer que si su nuevo corazón seguía latiendo, era porque había pertenecido a la mujer más terca que había conocido en la vida y que haría cualquier cosa por mantenerla con vida. Ella estaba segura de que sólo esa era la razón por la que seguía viva, porque las ganas de continuar se habían ido con Lauren.

Después de haber tenido una larga charla con su nuera la noche anterior, Clara al fin había convencido a Camila de visitar la tumba de Lauren. Clara aún lloraba pensando que la única cosa física que aún mantenía a su hija mayor entre ellos, era una lápida fría con su nombre grabado; pero ella sabía que cuando Camila viera la lápida, al fin aceptaría completamente que Lauren se había ido y podría comenzar su proceso de sanación.

Así que ahí estaban, ambas caminaban en silencio por el cementerio en dirección a la tumba de la persona que ambas amaban. Camila iba con la vista fija en el suelo, sólo caminaba siguiendo a Clara. La mujer mayor entendía la sensación, a pesar de venir una vez a la semana durante el último mes, aún podía sentir el nudo en su garganta y su corazón oprimirse al entrar a este lugar. Su dolor era uno que jamás se podría curar. Ella le había dado la vida a Lauren, la ojiverde había sido parte de ella y por más que lo intentara, nadie jamás podría llenar el hueco dejado en el corazón de una madre.

Dueles (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora