Parte 7: Libertad.

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•NARRA ELEAZAR•
Me llamaron al estrado, un policía me escoltó, tenía las esposas puestas, me sentía como un perro.
-Jura decir la verdad y nada mas que la verdad.- dijo el defensor, solo asentí con la cabeza.
-¿Por qué peleaba con el señor y difunto Wilson esa noche?
-Me atacó, quería asesinarme.
-Entonces, le propuso matrimonio a su novia, pero en su cuenta bancaria no tenía registro de haber comprado en un joyería.
-Era de mi madre, lo encontré entre sus cosas antes de que muriera.-mentí, en realidad no sabía de donde Lilyth había sacado ese anillo.
-¿Usted se declara culpable o inocente?
-Inocente.
-¿Usted esta encubriendo a su novia, señor?
-¡OBJECIÓN!- grito mi abogado.
-No al lugar.-contestó el juez.- responda la pregunta señor Cameron.
Mire a Lilyth, estaba apunto de llorar.
-No.- dije con firmeza.
-¿En dónde estuvo el mismo día del asesinato a las 5:00 a.m?
Entre en pánico, había salido a ver al cuerpo, mi novia no sabía sobre esto. Pude ver que estaba sorprendida.
-Fui a comprar unos cigarrillos, no podía dormir.-
-¿A caso por su conciencia asesina?
-No, le había propuesto matrimonio a mi novia, estaba muy feliz, pero no podía dejar de pensar en que necesito un buen trabajo.
-¡Detengan todo esto!
Gritaron, era una señora de mayoría de edad, me lucía familiar, era la vecina de Lilyth.
Todos estábamos en silencio.
-Yo lo maté.-dijo la anciana enferma, estaba sorprendido.
-Señoría necesitamos un receso.-dijeron los abogados l unísono.
*NARRA LILYTH.*
Después de la escena que hizo mi vecina soltaron a Eleazar, el fue corriendo hacia mi, me abrazo, mientras los abogados se reunían con el juez.
-Te amo- fue lo único que pude decir, lo abrazaba con tanta fuerza.
Después de unos minutos los abogados salieron y el juez habló.
-Debido a la confesión de la señora, Eleazar Cameron, queda libre.- dijo- el estado no presentará cargos encontra de usted señora, debido a su enfermedad.
Estábamos muy felices, necesitaba hablar con la vecina para aclarar lo que sucedió, pero eso sería después.
Salimos de la corte espere a ir mi novio se vistiera.
-Felicidades-dijo mi apuesto abogado.
-Todo sucedió gracias a usted.-le contesté feliz y acto seguido lo abracé.
Era un abrazo muy cálido, me sentía segura, era raro, el tenía sus manos en mi cadera y yo las tenía en su cuello. No lo quería soltar.
-¿Podemos irnos?-dijo Eleazar detrás de nosotros, si, estaba celoso.
-Claro mi amor vamos.
-Gracias- le dijo al abogado estrechando su mano.
Salimos tan contentos de ahí, por fin éramos libres. Mi novio me cargo, y me besó como nunca. Cuando lo hizo, me di cuenta que solo lo hizo porque Joseph estaba atrás nuestro, quería demostrarle que soy suya. Eso me molestó un poco..
Cuando vi a nuestro abogado, parecía triste.
Me termino de besar, y me abrazó.
-Por ti, mataría.- me susurro.
Íbamos bajando las escaleras y vi que el defensor del caso nos miraba con furia, algo me decía que no descansaría hasta vernos tras las rejas.
Uno, dos, tres disparos, la gente estaba alborotada. Había un charco de sangre...

Dos caras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora