Un Hilo Entre Las Alas De Una Mariposa (Revalink)

01- El guardián de las mariposa

El guardián de las mariposas.

Cuenta la leyenda que un musico perteneciente de la tribu orni se dedicaba a esparcir paz y alegría a través de su música a los habitantes de pueblos, ranchos, aldeas e incluso en la gran ciudadela. Aquel musico no sólo era conocido por sus canciones, también lo era por su carisma, bondad, generosidad y amabilidad.

En aquel entonces una inevitable guerra se desató tras la llegada del cataclismo trayendo con ella caos y miedo a los habitantes del reino. Sangre derramada, pérdida de vidas y la abrumadora tensión por la incertidumbre de lo que fuera pasar en un futuro ya era algo normal en aquellos tiempos. Hasta que un día toda esa pesadilla acabo.

Habían ganado, pero el precio de ganar la guerra había sido alto, las pérdidas materiales como de aldeas completas o fortalezas se podían recuperar, sin embargo, había otro tipo de pérdidas que nunca más volverían.

Cuerpos cubiertos con mantas se encontraban dispersos en toda la llanura de Hyrule, el lugar que con anterioridad era el principal campo de batalla, junto con ellos sus familiares llorando desconsoladamente.

El músico totalmente desolado por el panorama saco su guitarra y con un poco de duda empezó a tocarla inundando el lugar de una suave melodía siendo escuchada por cualquiera que se encontrara cerca, tonalidades que tocaban el corazón de cualquiera llevándolos a recordar los más preciados momentos en los que convivieron con sus difuntos familiares. La canción era tan hermosa que muchos creen que cautivó a la mismísima diosa hylia.

Una suave y cálida brisa apareció en el lugar acariciando a todos los presentes, entre ellos el orni, el cual dejo de tocar al escuchar unas palabras que eran arrastradas por el viento, palabras que solamente el escucho.

Nadie sabe con certeza quien fue o que había escuchado, pero lo que si sabían era que aquella voz había solicitado su ayuda para no solo darle un momento de felicidad a los vivos, le pidió ayuda para calmar aquellas almas difuntas que se quedaban encadenas en aquellas tierras, almas que no podían descansar.

El músico con tal de ayudar e intentar darles a todos un momento de felicidad acepto. Tomo con firmeza su guitarra y empezó a tocarla nuevamente. La melodía del orni era melancólica y difícil de ignorar provocándole a todos aquellos que se encontraban escuchando tantas emociones inexplicables.

Mariposas de un color cian empezaron a aparecer llamando la atención de todos los presentes al ver como estas volaban cerca del orni como si bailaran al compás de la música transformando el ambiente en uno mágico gracias a los pequeños insectos. Entre estos las almas de los difuntos aparecieron, permitiéndoles despedirse adecuadamente con sus familiares y poder apaciguar ligeramente los sentimientos negativos que en ellos crecían. Después de todo, esos eran sus últimos deseos.

El músico les concedió algo que tanto anhelaban y gracias a eso por fin descansarían.

A partir de ahí empezaría a liberar a las mariposas que se encontraban atrapadas con el fin de que encontrarán la paz y libertad. Sin embargo, aquello tiene un costo...

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Revali se encontraba surcando los cielos mientras formaba sus características ráfagas de viento para trasladarse más rápido de un lugar a otro, este tensaba su arco lanzando lluvias de flechas ante los enemigos que se interponían en su camino buscando por cada falda y risco de las montañas que rodeaban la aldea a un pequeño guardián peculiar, o así lo describía el arquero.

El Orni al no encontrar a su objetivo descendió del aire totalmente frustrado.

"Maldición" Se decía a sí mismo una y otra vez al perder de vista aquel quien lideraba las hordas de monstruos "¿¡Como lo pude a ver perdido de vista!?" No se lo perdonaría.