Capítulo 1

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Azul.

Taehyung gruñó cuando el ruido de su reloj despertador sonó con un pitido estridente

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Taehyung gruñó cuando el ruido de su reloj despertador sonó con un pitido estridente. Levantó una mano y apagó esa cosa de un solo golpe. Trató de ponerse en pie, pero estaba demasiado cansado para hacerlo.

¡Joder! Parecía como si se hubiera acostado sólo hace unos minutos.

Tenía que dejar de sumergirse en su trabajo. Enfocarse sólo en escribir sin descanso, días tras día, y sólo para olvidar a su amor, lo estaba consumiendo. Pero no podía evitarlo, a pesar de que él y su hijo se habían mudado de la casa que compartió con su esposo. Aun así, no podía olvidar.

Los recuerdos siempre venían a él en momentos inesperados, dejándolo destrozado. El dolor seguía fresco en su corazón, y joder, era una agonía. Aún podía recordar la tarde en que Namjoon, el detective de homicidios y compañero de Jungkook en la policía, llegó con la noticia. Sólo con mirar sus ojos lo había sabido. Apenas pudo escuchar lo que había sucedido, Namjoon hablaba y hablaba, y Taehyung sólo pudo captar algunos retazos de la historia.

Un enfrentamiento con una pandilla, disparos por todos lados, un niño escondido entre la balacera, Jungkook yendo a rescatar al niño antes de que saliera herido, Jungkook recibiendo tres disparos por la espalda, y… Jungkook desangrando hasta morir en la ambulancia camino al hospital.

Había estado en shock varias horas hasta que Jimin había llegado de la casa de su mejor amigo Hoseok, y allí Taehyung dejó salir en gruesas lágrimas el dolor acumulado en su pecho.

Contarle al pequeño que su papi Jungkook había muerto, había sido lo más difícil que había hecho en su vida. Ambos se habían abrazado intentando calmar el dolor que sentían. Taehyung cerró los ojos, no quería recordar ese día, ni los días posteriores a ello.

Abrió los ojos, giró su rostro hacia la mesa junto a su cama, y suspiró. Jungkook. La fotografía de ellos dos riendo con su hijo, siempre lo ponía melancólico. Aún lo extrañaba. Sabía que debía olvidar y seguir adelante, pero era tan difícil. Jamás se acostumbraría a vivir sin Jungkook. Si no fuera por Jimin, su tierno y dulce hijo, él se hubiera dado a la pena y abandono hace mucho tiempo.

Respiró profundamente, tratando de ahuyentar las lágrimas que se acumulaban en sus ojos. Dios. Era tan difícil. Ya había pasado casi un año, y él no podía superarlo. El dolor desgarrando su corazón era insoportable.

Se levantó lentamente, y caminó hacia el baño, limpiando las lágrimas que habían escapado de sus ojos. Necesitaba calmarse, no quería que Jimin lo viera así como estaba. Se miró en el espejo y suspiró.

Su piel se veía pálida, sus ojos castaños ya no brillaban, y las bolsas bajo sus ojos parecían parte permanente de su rostro ahora. Había bajado de peso, se podía notar a simple vista, ya que sus pómulos estaban más marcados que antes.

𝐔𝐧 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐂𝐥𝐚𝐮𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 [YoonTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora