CAPÍTULO 30

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La despedida fue tan torpe como la cena, no dejé que Leo me acompañase al lado de mi casa porque no necesitaba hacerlo sabía perfectamente el camino, además estaba enojada con él

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La despedida fue tan torpe como la cena, no dejé que Leo me acompañase al lado de mi casa porque no necesitaba hacerlo sabía perfectamente el camino, además estaba enojada con él. Cuando abrí la puerta de mi casa no exudaba el mismo tipo de entusiasmo que cuando me había ido y al parecer todos lo notaron porque lo primero que preguntaron era si estaba bien.

Había un punto a favor de las personas que sí podían ver, leían los sentimientos en el rostro y en el cuerpo sin necesidad de tocar; odiaba esa habilidad.

—Estoy bien. —Simulé una sonrisa.

No era algo que no me hubiese pasado antes, no debía estar mal. Había entendido que muchas personas en el mundo no tenían la misma manera de razonar y más que eso aprendí que no todas eran buenas por lo que también debería entender que ignorar las palabras de la madre de Leo era lo más acertado; sin embargo,  se trataba de Leo y había ocupado un espacio en mi corazón tan rápido que era inevitable que no me lo tomara mal.

—¿Qué sucede? —soltó mi madre mientras ponía una mano en mi hombre.

—Solo creo que la comida no me cayó muy bien —mentí llevando una de mis manos al estómago para hacer más verídica la historia—. Iré a dormir, en un rato se me pasa.

Mi madre se puso paranoica en tres segundos, pero era mejor decir que la comida no me había sentado muy bien a decirle que solo estaba un tanto molesta con el chico que me gustaba y que supuestamente era mi novio.

Me fui a la cama, mi hermana subió para hablar conmigo, pero me negué a hacerlo. Fue una noche un tanto extraña.

Eres especial, cariño, si alguien más no ve lo maravillosa que eres es su problema. No hay que definir la capacidad de alguien porque sea ciego, sordo o mudo. ¿Sabes dónde está el verdadero valor?

En el corazón contesté.

Exacto, en el corazón. Si no están evaluando la capacidad que tiene tu corazón para entregarte a las cosas pues no vale.

¿Entonces deberíamos juzgar la manera de sentir?

No, cariño.

Creo que la vejez te está haciendo divagar reí.

Juzgar y evaluar son cosas diferentes. Nadie debe juzgarte, se vale evaluar, pero algo constructivo, para crecer, mejorar. Si no te está ayudando a crecer, no creo que debas seguir ahí.

Fue una de las últimas cosas que me dijo mi padre cuando alguien no vio valor en mí por ser ciega y tenía razón: nadie debe juzgarte por cosas que se escapan de tus manos, nadie debe juzgar por tu procedencia, porque nos falte algún sentido, porque seas tartamudo o porque tu forma de vestir no sea como la de muchos otros.

Todos y cada uno de nosotros tenemos el derecho de ser felices sin que nadie venga  a ponernos una piedra sólo porque su manera de pensar es diferente o por el simple hecho de que parecemos diferentes. 

Una lástima que el mundo no lo entendiese, una lástima que la madre de Leo no lo viese así. 

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¡Hola! Mil gracias por estar aquí, mil gracias a las personitas nuevas que nos acompañan, aclaro que dedico capítulo a todo aquel que muestre su apoyo con votos o con comentarios, por si ve que le he dedicado cap, es solo mi manera de decir gracias.

Nos vemos el jueves con nuestra doble actualización habitual,

les quiere, Jessy.

les quiere, Jessy

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