6 ⚝ Hechos para ser enemigos. O quizá no

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Como ya expliqué por insta, he estado un mes ausente para relajarme y darme un poco más de tiempo a mí misma. ¡Pero ya he vuelto! 

Aunque es un libro independiente dentro de esta saga, es decir, diferente a la trilogía principal, es totalmente aconsejable leerlo. En el quinto y esta vez sí que sí, último libro, os haréis spoiler de cosas que pasan en este. Además, aquí también se resuelven otras muchas dudas.

Pero ya me callo y os dejo con la lectura. Espero que disfrutéis de la historia.🧡






—Sé lo que vi, ¿de acuerdo? Ni vosotros ni nadie más estuvo allí.

—Tranquilízate, Dawen.

—¿Que me tranquilice? Me miráis como si se me hubiese ido la cabeza.

Había optado por permanecer callado todo el rato, mientras, Dawen parecía querer discutir con todo aquel que respirara. Parecía estar inquieto y temeroso. A la mínima saltaba.

—Padre —le dijo Yelisa, llamando su atención—. Nadie de esta sala está diciendo que lo que no estás diciendo sea mentira.

—Vuestras miradas lo dicen todo —acusó, repasándonos a todos con la mirada.

Papá tomó un profundo respiro antes de mirar a los cinco ancianos, como rogándoles ayuda.

—Dawen —dijo uno de ellos, al instante este le miró—. Te pedimos que te calmes y que nos cuentes de una forma más calmada lo sucedido. Si vas a estar vociferando te pediremos que abandones esta sala.

Dawen calmó la tensión que emanaba de él e intentó recomponerse. No pasé por alto la sonrisa de auténtica diversión que mostraba la bruja, alejada de los demás. Para mi mala suerte esta me pilló observándola. Arqueó la ceja, como cuestionando mi atención sobre ella, así que rápidamente aparté la mirada.

—Vuelve a explicarte —le animó Taric.

—Tal y como os he dicho cinco veces —habló, remarcando la penúltima palabra—, cuatro bichos de esos corrieron hacia la muralla en pleno día. No nos dio tiempo a cerrar las puertas. Entraron y se llevaron a tres niños, los más rezagados que echaron a correr. No lo vimos venir, aparecieron en segundos y se fueron a la misma velocidad.

Todos se quedaron en silencio.

—Pero eso se sale de lo normal, ¿verdad? —cuestioné—. Las pocas apariciones que hemos visto de esos monstruos siempre han sido en plena noche. ¿Desde cuándo atacan en plena luz del día?

—Pueden hacerlo —escuché decir a la bruja, apoyada en la pared, en una pose despreocupada—. Existen muchos tipos de criaturas oscuras. La mayoría viven de la noche por diversas razones. Pero hay algunos seres, pocos a decir verdad, que pueden mostrarse a la luz del día.

—¿Sabes mucho sobre estas criaturas oscuras? —le preguntó uno de los ancianos.

—¿Cómo no va a saber? Es una más de ellos —le replicó Dawen por lo bajo.

Supe perfectamente que ella lo había escuchado cuando, muy lentamente, se separó de la pared, y con sus ojos naranjas fijos en Dawen, se acercó a él.

—No sé qué leyendas vais contando de boca en boca sobre las brujas. Me importa bien poco lo que tus ignorantes palabras quieran provocar, pero has de saber que la causa de vuestros males no siempre han de ser culpa de las brujas. Que vuestros ancestros os hayan encerrado por sus actos en este mundo no es culpa mía.

La hija del Diablo  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora