7. Extraordinarios instantes.

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Chelsea

Dieron las 4:30pm, compramos las hamburguesas y algo más para "acompañar", luego nos salimos del lugar, es que a Ginger le gustaba comer al aire libre, para su suerte había mesas disponibles del mismo local.

–¿Cuánto tiempo te quedas por acá? –pregunté mientras daba el último bocado de mi hamburguesa.

–Aún no estoy segura, cualquier cosa te aviso, tal vez antes de irme podamos pasear por otra parte–responde y le da un sorbo a su gaseosa.

–Bueno, en ese caso, me avisas y coordinamos –añado y me di cuenta que ya había terminado mi comida –¿Por dónde te estás quedando? –vuelvo a preguntar.

–Admito que no sé dónde queda, pero supongo que es cerca de por acá.

–Si estuviera cerca, no era necesario tomar un taxi –incluyo riendo–, seré honesta, yo tampoco, vine a este lugar porque me dijeron que era divertido, y claro que lo fue –concluyo.

–Ya veo, pues no tengo idea, pero mi mamá pasará por mi –dice y veo que ya terminó de comer.

–Entonces damos un paseo por el parque, y le avisas a tu mamá para que venga a recogerte, hazlo de una vez –le sugiero.

Ella sonríe y saca su celular para escribir un mensaje, pasaron un par de minutos hasta que lo guarda.

–Listo, ¿nos vamos? –se levanta de su silla y yo también hago lo mismo, cogemos la gaseosa que nos dieron como bebida, ahora disponemos a caminar dirigiéndonos al parque grande del lugar.

El reloj grande que tiene el sitio marca un cuarto de hora para las cinco de la tarde, llegamos a sentarnos en una banca del parque para esperar a la mamá de Ginger, así sería más fácil ubicarla.

Estuvimos esperando menos de diez minutos, vi que una señora se acercaba a nosotras, por un momento me asusté, pero mi castaña amiga le alza la mano, y capté rápidamente que era su madre.

La señora saluda a su hija, después, amablemente, me sonríe a mí.

–Ella es mi mamá, Chelsea– me dice–. Mamá, ella es Chelsea, de quién te hablé –me presenta y le doy una sonrisa.

–Mucho gusto, señora –le doy la mano como un gesto de presentación, al que ella acepta.

–Me llamo Kate, el gusto es mío, –me da la mano– bueno en realidad es Katherine, pero tú dime Kate –agrega y las tres reímos.

–Bueno, las acompaño al tomar el taxi –sugiero.

–¿Dónde vives Chelsea? Tal vez podríamos ser vecinas por poco tiempo– interviene Kate, nuevamente reímos juntas.

–No vivo cerca de acá, le seré honesta Kate –inquiero –vivo en Cirilo, casi cerca de Sandal, literalmente –finalizo.

–Bueno, nosotras nos estamos quedando por San Miguel, espero en algún momento nos podamos ver nuevamente –añade y me sonríe.

–Por mí no hay ningún problema –declara Ginger y luego se me acerca para darme un abrazo–. Gracias por lo del día de hoy sol, fue un día increíble –le correspondí al abrazo y le doy un beso en la mejilla.

–No tienes por qué agradecer, luna. Gracias a ti por acompañarme –me separo del abrazo, me acerco a Kate, igualmente le doy un abrazo que es correspondido. –Fue un gusto conocerla Kate, cuídense mucho– nos separamos del gesto.

–Gracias Chelsea, tú también, ve con cuidado –aconseja.

Asentí con una sonrisa y miré como se alejaban para tomar un taxi.

Tomé mi celular para mandarle un mensaje a mamá.

"Acabo de acompañar a Ginger para tomar su transporte, ya estoy yendo para la casa." Escribí.

A los instantes, recibo su respuesta.

"Está bien hija, me mandas tu ubicación para ir viendo por dónde vienes."

Caminé un poco, así podría ver si alcanzaba un taxi.

Para mi suerte, llegué a alcanzar uno, lo pude detener.

Subí al vehículo, una vez adentro le mandé mi ubicación tanto a mamá como a Ginger.

Ya saben, es mejor prevenir por si las dudas.

Saqué los audífonos nuevamente para usarlos, mientras seguía la ruta tanto por el celular como por la ventana, otra vez.

Pasaron al menos quince minutos, eran las seis en punto y ya me encontraba en la calle de mi edificio.

Verifiqué mi teléfono por si tenía algún mensaje, por ahora ninguno.

Antes de bajarme, le pagué la cantidad exacta al chofer, desconectándome los audífonos y salir del vehículo.

Acomodé mi mochila, después caminé al interior del edificio.

Tomé las llaves que estaban en mi bolsillo, una vez que abrí la puerta encontré a mi mamá sentada en el mueble viendo la televisión.

–Hola má –saludé mientras dejaba mi pequeña mochila por una mesita al costado de los muebles y me sentaba a su lado, después le doy un beso en la mejilla al que ella responde cariñosamente.

–Hola hija ¿cómo te fue? –obviamente ya sabía que me iba a preguntar por eso.

–Todo bien, estuve pasando un buen rato con Ginger, llegó su mamá para recogerla porque Ginger no conoce del todo Lima y cosas así –respondo mientras me acomodo el cabello.

–Me alegro mucho hija, ¿comiste algo o no pensaste en eso? –repregunta.

–Si mamá, comimos algo –respondo nuevamente. –¿está lista la cena o todavía?

–No, aún no, en lo que te cambias ya estará lista –me dice mientras se levanta para irse a la cocina.

–Está bien má, ahora vuelvo entonces– dije, tomé la mochila y caminé directo a mi cuarto.

Una vez adentro, opté por hacerme un moño en la cabeza, busqué mi ropa de diario –o de estar por casa–, que era un short y un polo manga corta que literalmente, era muy grande pero cómodo para mí.

Me la puse, junto con sandalias también de casa. Es verano ¿qué esperaban?

Saqué el libro de la mochila, miré el librero y lo puse ahí en la tercera repisa de este.

Caminé alrededor de mi cuarto, dando vueltas como cuatro a cinco veces.

Hasta que me cansé, y también porque recordé que no le escribí a Ginger que ya estaba en casa.

Tomé el celular, al menos tenía unos diez mensajes, los cuales llegué a responder dos.

Ginger ️: ¿Ya llegaste a casa? Espero que sí.

Cuando no me respondes es porque estás haciendo quién sabe qué.

Chelsea💚: Estaba arreglándome, no te preocupes.

Sana y salva, gracias por preguntar.

Te dejo, voy a ayudar a mi mamá con la cena, hablamos luego.

Hoy había sido un día para recordar con Ginger, un extraordinario instante con alguien que viene de lejos.

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2022 ⏰

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Crónicas de un Corazón en Proceso de Aprendizaje [Dilogía Aprendices #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora