Capítulo 18: Antes de entrar a mi vida

342 39 50
                                    

**

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

**

LEVI

Mierda estoy tan nervioso porque ella tiene una cara de sorpresa y tristeza al mismo tiempo.

O tal vez no lo entiendo.

-Dime por qué lloras -le demando, frunciendo el ceño y apretando mis labios, preparándome por si me dice que en realidad no le gusto.

Ella parece darse cuenta de su expresión y sonríe un poco, saco mi pañuelo torpemente del bolsillo y casi se me cae.

Me enojo conmigo mismo por ese acto de torpeza y le extiendo el pañuelo que siempre traigo.

-Gracias -dice tomándolo para secar sus lágrimas-. Estoy sorprendida porque pensé que me rechazarías, es decir, lo hubiese aceptado aunque me doliera, lo que quiero decir es que yo también iba a confesarme hoy.

Pensé que éste sería un buen momento, estamos solos y puedo pensar claramente en lo que siento por ella.

-Entonces me adelanté -afirmo, intentando relajar mi expresión.

-Tú también me gustas, y mucho - declara, mientras baja su mirada.

No puedo evitar pensar en lo linda que se ve, siempre tuvo algo especial. Tal vez fueron sus ojos, me veía diferente. Pero también pudo ser su sonrisa, jamás había visto una sonrisa tan bonita.

De repente ella se acerca y coloca sus manos sobre mis hombros, bajo mi mirada a sus labios recordando que nunca he besado a una chica.

Deseo tanto besarla, deseo tanto que sea ella.

-Entonces nosotros... -susurra, su mirada me pone nervioso, debo acercarme primero sin parecer tan torpe, rodeo su cintura con mis brazos y cierro los ojos.

Ella acercó su rostro.

Siento sus labios sobre los míos y la manera en que comienzan a moverse con lentitud, intento seguir su ritmo sin parecer un estúpido.

Ésto es un paraíso.

Ella es un paraíso.

Sin darme cuenta ya estoy presionando su cintura, siguiendo el ritmo como si siempre la hubiese besado, como si ya conociera sus labios desde hace mucho tiempo.

No sabía que me sentiría tan cautivado, es lo mejor que he sentido.

Nos separamos lentamente y aún me siento como un tonto por ella, le sonrío un poco cuando ella lo hace.

Tengo todo el rostro caliente.

Más que avergonzado, estoy seguro de lo que quería. Estoy seguro de lo que siento.

Comienzo a caminar y ella me sigue, justo a mi lado. ¿Debería agarrar su mano? Sí, pero ¿Cómo lo hago sin parecer tan nervioso?

Miro nuestras manos e intento tomarla pero los nervios me ganan, por suerte ella toma la iniciativa y entrelaza su mano con la mía.

El lado oculto de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora