Capítulo 47: Helado y atardecer

371 26 26
                                    

**

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


**


🌸Día del parto🌸

Estoy mirando como Levi camina de un lado a otro mientras me da una que otra mirada, suelto un quejido por la contracción que acabo de tener y él se apresura a venir a mi lado.

—¿Ya es hora? ¿Debería llamar a la enfermera?

—Ella acaba de salir, aún no he dilatado lo suficiente —le recuerdo para recostarme y cambiar de posición, comienzo a sentirme estresada pero intento mantener la calma—. Tranquilo ¿Sí?

Él se inclina para dejar un beso en mi frente y tomar mi mano, puedo leer muy bien sus expresiones desde que comencé a tener contracciones en la mañana, se asustó demasiado cuando rompí fuente porque pensó que algo malo pasaba.

Se nota preocupado de verme así e intenta calmarme a cada rato desde que llegamos pero ahora parece tener ansiedad y muerde sus labios poniéndolos rojos.

Ahí va de nuevo, a sentarse en el sofá a un lado y respirar pesadamente.

—Ven aquí —Extiendo mi brazo.

—¿Qué sucede? —pregunta llegando hacia mí, tomo su mano y le doy una sonrisa.

—Todo saldrá bien, tranquilo —intento calmarlo—. Cuando me vengan los dolores sólo mantén la calma y no entres en pánico, nos preparamos para esto y...

Me detengo al sentir fuertes contracciones ¡El dolor es peor de lo que pensé!

—¡Mierda! —entra en pánico—. ¡Llamaré a la enfermera!

Levi sale rápidamente de la habitación mientras mi cuerpo se retuerce en la cama, intento respirar profundo una y otra vez hasta que aparece la enfermera.

Ella me revisa y dice que ya estoy dilatando más.

En los siguientes minutos me muevo varias veces en la cama, la enfermera me sugirió que me levantara para caminar un poco dentro de la misma habitación.

Con la ayuda de Levi estoy caminando pero me detengo al sentir una fuerte contracción.

—Acuéstate —me pide él para ayudarme.

—Ya casi es hora, puedo sentirlo  —mis manos sostienen la baranda de la cama.

—Lo estás haciendo bien, hermosa —me anima mientras acaricia mi pelo.

Después de unas horas, la enfermera dice que ya estoy lista, la doctora entra y comienza a preparar todo, junto a otro enfermero.

Con tal de que no sea Eren o su padre todo bien, no quiero que me vean así, sería muy vergonzoso.

Me llevan a otra habitación en donde tienen todo listo, y comienzan a hacer varios procedimientos mientras me quejo por el dolor.

La enfermera verifica los pulsos del bebé en la maquina.

El lado oculto de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora