- ¿Me disculpan ?
Grace salió de la habitación dejando a los hombres solos, sintiéndose libres de hablar. Sin fijarse por donde rayos caminaba tropezó con sus cordones desatados y cayó en brazos de alguien que la tomó por la cintura impidiendo que su cara impactara directamente contra el suelo.
- Debes tener cuidado por donde caminas cariño, no siempre estaré aquí para sostenerte - Dijo una voz malditamente sensual, que provocó que a Grace, se le erizara la piel.
Joshua y James aparecieron repentinamente ya salían de la habitación del primero para dirigirse a la de Grace.
- Si, como usted diga, debo irme - Contestó a toda velocidad con la cabeza agacha. No quería mirarlo a los ojos y enamorarse de ellos sabiendo que nunca podrían ser de ella.
- Con la cabeza hacia arriba Señorita Jones, podría volver a tropezar - Ordenó tomando a la joven por la barbilla con sus largos dedos.
Y allí estaba otra vez, observando aquellos ojos embobada, presa de ellos.
- Adios Señor Anderson - Se despidió sacando bruscamente la mano del hombre de cabellos castaño de su cara.
Se largó a paso rápido y firme, mientras Justin la miraba con una mueca en su rostro preguntándose que fue lo que hizo mal como para que Grace corriera de él. Esa Grace Jones, le parecía una joven demasiado atractiva y sexy, confianzuda y mimada. La deseaba, la deseaba y se excitaba con el simple hecho de verla, de observar su perfecta y esbelta figura, al igual que sus bellos ojos azules. Justin encontraría la forma de llevarla a la cama, después de todo, no había nada que él, no pudiera hacer y mucho menos, refiriendose a las mujeres.
Fue en busca de algo para beber, el negocio lo agotaba de una forma increíble, a pesar de que solo se tratara de sacar cuentas y charlar sobre el tema a tratar. Tomó una copa y la llenó de agua que desapareció en una milésima de segundo en su garganta, sintiendo como el liquido la refrescaba. Al pasar por una de las habitaciones vio a Grace aferrada a los brazos de su asistente, James, quien le susurraba cosas al oído mientras ella se dedicaba a reír y morder sus labios.
Hacer que ella se mordiera los labios era su trabajo, no el de ese sujeto que no se merecía tener en los brazos a tanta mujer, como lo era la Señorita Jones. Furioso, caminó hasta el despacho de Robert para avisarle que le urgía ir al baño y que en cuestión de minutos volvería. Claramente todo fue una mentira para intervenir en la escena que no le causaba ninguna gracia y que debería terminar en ese preciso momento.
Justin continuó su caminata hasta la habitación de la joven en busca de James, quién se encontraba tirado en la cama, riendo a carcajadas por las idioteces que salían de la boca de su primo y Grace que permanecía acostada entre medio de ambos con una amplia sonrisa.
- James, te necesito, ¿por favor podrías venir?, te espero abajo - Mintió con amabilidad sin entrar al cuarto.
Bajó las escaleras haciendo sonar sus zapatos de vestir al tiempo que revolvía su cabello con enojo. Esperó a James junto al último escalón para pedirle que hiciera una estupidez, siempre y cuando estuviera lejos de su Grace.
- James, quiero que vayas a buscar las copias de este documento, y mucho cuidado, no quiero que estropees algo tan importante - Ordenó seriamente mirándolo a la cara con algo de desprecio.
- Bien Señor - Asintió James relamiendo sus labios.
El joven de cabello oscuro desapareció por la puerta, en cuanto Justin oyó el ruido del auto encenderse, se llenó de satisfacción y volvió al cuarto, feliz de haberlo desplazado.
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Obsesión
Teen FictionGrace Jones, una simple estudiante y mesera de la ciudad de Chicago, inesperadamente comienza a recibir cartas de un extraño, de alguien que la vigila, cartas expresando el deseo y amor que siente un desconocido por ella. Cansada de la frecuente ll...