Capitulo 20

10 1 0
                                    

La vida en ocasiones es rara y nos empuja a  hacer tonterías, me corté el cabello y me lo teñí, compré un montón de ropa que ni siquiera llegue a usar.
Pero nada me alcanzaba, tenía un pensamiento recurrente, alguien no salia de mi cabeza, lo buscaba en películas, libros y canciones pero me asustaba buscarlo en la vida real. Planee un montón de cosas para decirle, para preguntarle, le exigiría explicaciones, le recriminaria hasta el último detalle.
¡Que tonta! Cuando al fin lo ví, me perdí en sus ojos, en la forma en que miraba mientras se arreglaba el cabello. Dijo un montón de cosas, no escuché ninguna, solo lo miraba hablar.
Tuvimos varias citas en las que hablamos por horas, entendí porque me enamoré, a pesar de esa mueca que hace cuando se ríe cínicamente, encontré en ese bambuco de más de 1,80 un niño temeroso e inseguro que siempre mira hacía abajo.
Todas esas veces, a solas....temblé como una hoja, nunca se acercó.
Llore un montón al sentir el rechazo, estaba sucia, era repugnante, estaba usada o tal vez solo fui un escalón para cumplir su trabajo y ascender. Está nueva Emilia, no se va a quedar con dudas, es hora de investigar.
Gringo de la puta mierda, lo que tenía era novia,me entere al ver por Instagram una foto de los dos.
Aun teniendo una amiga influencer, las redes no me resultaban atractivas, hasta que los cuatro jinetes del apocalipsis tocaron a mi puerta: era domingo, estaba sola, caía un aguacero y me aburría. Empezó como todas las cosas, una miradita por aquí, una hojeadita por allá, hasta que en la pantalla apareció su perfil y una única foto. Para desgracia de algunos (como él) y fortuna de otros, el accidente no me quitó lo tenaz, busque entre seguidos, seguidores, gente rara que pensé podían tener en común y voila.....una chica sonriente completamente diferente a mí, contaba su vida a través de fotos, y en más de la mitad estaba con el.
Se llama Cassandra es gringa y bonita, a pesar de ser algo rellena... Y bajita. Con corte de dora la exploradora. Necesita un asesor de belleza pero urgente y.....¡Okey, okey! Puede que siga celosa.
Me sentía un mal personaje de Disney, era fea y estaba loca ¿Quien se fijaría en mi?
Fomentando mi propia neurosis y echándole candela a mis inseguridades, decidí que esto no quedaba así, que me iba a tener que escuchar. Lo busque en lugares habituales, lo llame y llame al celular y no había respuesta.
Apelé al último recurso buscarlo en su trabajo. Después de superar un par de caras sorprendidas y miradas indiscretas, lo encontré, solo en una oficina. Me miraba con los ojos entornados hacía arriba, como esperando el reclamo o preguntándose ¿Que drama sucedió ahora? Abrí la boca pero no dije nada, me di vuelta y lentamente me retiraba cuando una mano se posó sobre la puerta y la otra sobre mí, lejos de los temblores y los ataques de pánico, un fuego interno me arrasó, un abrazo llevo un beso y minutos más tarde las cosas del escritorio estaban por el piso y la ropa también, no sé cuánto tiempo paso solo sé que fue insuficiente. Salimos de las oficinas directo a un hotel, tuvimos sexo como si se acabará el mundo, no nos podíamos despegar, mientras ella llamaba yo le daba mordisquitos y lo aruñaba, el sabía que le dejaba marcas, que tendría que dar explicaciones, pero seguia ahí contándome las pecas a besos.

II
Fue una noche larga y muy, muy intensa, era casi el amanecer cuando se quedó dormido, exhausto, huí.... fuí a mi casa arme una mochila con ropa vieja, clásica y me escape.
Llegue a Bogotá, compré una nueva sim, le pedí ayuda a Belky para organizar unas cosas y viaje a Río de Janeiro, necesitaba mi casa, mi hogar, sabía que ese teléfono explotaría de mensajes, tanto o más que mi cabeza.
Toda esa historia del accidente, su trabajo, mi papá, era un espiral que me envolvía, que me ahogaba, me apretaba el corazón, hasta que tirada en mi vieja cama de adolescencia recordaba como a besos me contaba las pecas. Era algo sexual, ardiente, irresistible, en las diferentes terapias decían que volver al contacto físico costaría, pero sentirlo cerca era estar en llamas, lo miraba como se mira al fuego, fascinada, ... aún sabiendo que te puede quemar.
Era el hombre que quería en mi cama todas las noches, pero no solo eso, era el hombre que quería para todos mis días, amaba esa manía de arreglarse el cabello al costado, por más que este corto, o esa mueca cuando sonrie de forma cínica o su constante mirar para abajo para que no vean su temor.
Lloraba en silencio recostada sobre la cabeza de Teo, escuchando discursos de Rafí, en los brazos de Kim durante sus charlas motivacionales y bajo la atenta mirada de disgusto de mi papá. Lloraba por un amor que me olvidó, un amor que espere pero no me vino a buscar

Los Hombres De Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora