Capítulo Especial

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Muchas cosas han pasado desde que tenía 17 años, desde que llegó Louis todo dio un giro de 180° y qué puedo decir, le voy a agradecer toda mi vida por ello, me sacó de ese agujero profundo en el que me tenía Michelle, la que se podría decir que era mi madre.

Ella salió de la cárcel hace un tiempo, pero no la he visto, no sé dónde está, no sé nada de ella.

Bueno, soy ahora lo que siempre he querido ser, si, soy una fotógrafa, viajo a ciertos lugares de vez en cuando y exhibo fotografías en una galería, como siempre lo soñé. Ahora soy feliz, si, muy feliz.

Me encontraba en el patio de mi casa, sentada en el pasto a un lado de el hombre de mi vida, el hombre que no dejaría nunca, lo voy a apoyar por siempre. Su sonrisa alegra mis mañanas, su risa es el sonido más lindo que hay, sus abrazos son lo que más espero apenas llego a casa, él lo es todo para mi.

—Mira mamá, una mariposa.— dice él.

Lo miro con una sonrisa, Chris es el niño más lindo que he visto en toda mi vida, con sólo 8 años es todo un galán, y no lo digo por ser su madre, enserio es hermoso, tiene los ojos de su padre, sus labios y su actitud, le encanta hacer bromas o lo que pueda para sacar una sonrisa a las personas.

—Que linda está, sácale una foto.— digo tendiéndole la cámara. Le encanta sacar fotografías igual que a mi y también le encanta jugar fútbol y componer canciones, igual que su padre.

Lo miro mientras se acerca lentamente a la mariposa para tomarle la fotografía, escucho el click y la mariposa sale volando. Chris corre hacia donde estoy yo y me muestra la foto.

—Mi amor, es una foto preciosa, ven acá.— le abro mis brazos y se lanza a estos.

Escucho como la puerta de la entrada se cierra y mi hijo se separa de mi.

—¡Papá llegó!.— grita mi pequeño y corre adentrándose a la casa.

Segundos más tarde escucho las dos risas más hermosas acercándose, me pongo de pie y los espero en mi lugar. Los veo acercándose, mi esposo y mi hijo en sus brazos, sus sonrisas, dios, son todo lo que necesito. Chris se baja de los brazos de su padre para venir hacia donde estoy yo, mi esposo me mira directo a los ojos y sonríe, de esa manera tan especial que tiene, se le achinan los ojos y sus dientes delanteros se ven a la perfección, después de doce años aún siento que me derrito al verlo sonreír.

Ya cuando está a solo un metro de distancia se detiene y borra la sonrisa de su cara, ladeo la cabeza mientras lo miro confundida y vuelve a sonreír, con un paso largo queda a unos centrimetros de distancia, apoya sus brazos en mi cintura y su nariz roza la mía.

—Hola, mi amor.— me dice.

—Hola.— le digo en un susurro, y junto mis labios con los suyos en un beso casto. Niños presentes. Me separo de él y miro a mi hijo que tiene los ojos tapados con sus manos.

—Hijo, ya puedes ver.— dice su padre riendo.

Chris saca las manos de sus ojos lentamente, nos ve y sonríe.

—Entonces, ¿ahora podemos ir mamá?

—Si, mi vida, ahora vamos.

Louis toma mi mano y caminamos hacia la salida de la casa. Ya afuera, cierro la puerta principal, camino al auto y subo a él, sin quitar la vista de mis hombres, ay, como me encanta decir eso.

—Mamá, todos mis amigos hablan de esa película del globo gigante, ahora alfin la voy a poder ver.

—¿Globo gigante?— pregunta Louis.

—Si, esa del globo que es amigo del niño.

—Se refiere a la película de los héroes— le digo yo.

—Ooh, ya entendí. Bueno hijo, ahora hablarás tu también de esa película.

El auto quedó en silencio, pero para nada un silencio incómodo. Miré hacia mi izquierda y encontré a Louis, siempre me ha encantado su perfil, no me casaba de verlo, llevo diez años casada con este hombre tan especial y aún sus ojos me emboban como la primera vez. Entonces los recuerdos llegaron rápidamente a mi cabeza, la clase de artes juntos, cuando hablábamos del proyecto, en día de las fotografías, todos estos, son días especiales para mi, cada día con él y mi hijo es un día especial.

Mi esposo tenía la mirada fija en las calles de Londres, conduciendo, a veces fruncía el seño, pero luego volvía a relajar los músculos.

—Amor, me pones nervioso.— estiró su mano en busca de la mía. Sonreí y volví mi vista al frente.

No sé que sería de mi si Louis nunca se hubiese fijado en mi. Miro nuestras manos entrelazadas y un poco más abajo mis cicatrices. A veces siento que me avergüenzan, algunas están muy marcadas, he usado cremas y no se borran. Cuando las estoy cubriendo con maquillaje llega Louis y me para, me dice: “No las ocultes, cuentan la historia de una guerrera, que a pesar de todo lo que sufrió sigue aquí y con una sonrisa en su rostro".

*

—Mamá no tengo sueño.

—Hijo, ya son la diez de la noche, mañana hay escuela, duerme, ¿si?

—Pero mamá, no tengo... sueño —dice en un bostezo.

—Si tienes , ahora, buenas noches.— beso su frente y salgo de la habitación apagando la luz.

Niños,siempre dicen que no tienen sueño cuando lo único que esperan es una cama para caer rendidos.

Abro la puerta de la habitación y lo primero que veo es a Louis sentado en la cama viendo un álbum de fotos.

—Mira, esta foto de mis hermanas. Y esta en tu cumpleaños a los dieciocho. — me dice con una sonrisa mostrándome las fotografías.

—Hay muchos recuerdos guardados en una fotografía.— digo sentándome a su lado con la cabeza apoyada en su hombro.

—Mira esta, tenías un par de meses de embarazada.— veo la foto y es verdad, se veía mi vientre crecido.

—Nuestra primera navidad en familia.— digo viendo una en la que Chris sólo tenía un par de meses al lado de un árbol de navidad.

—Mi amor.— dice cerrando el álbum.— te tengo un regalo.

—Ay, Louis te acordaste.

—Nunca voy a olvidar uno de los días más felices de mi vida.— se acerca al closet y saca un paquete envuelto en papel de regalo— Te veías tan linda esa noche, con tu vestido blanco, largo, tus ojos se veían tan brillantes y tu sonrisa no se borraba de tu cara— dice sentándose otra vez en la cama — como ahora, creo que cada día eres más hermosa.— me entrega el paquete y lo abro, es una fotografía de mi padre conmigo de pequeña y una foto mía con mi hijo, las fotos están arregladas, lo que hace parecer que estamos los tres en la misma fotografía, yo dos veces.

—Mi amor,es precioso.— se me salen las lágrimas, de verdad es un detalle maravilloso.

—Feliz aniversario número diez, Kimberly.

—Feliz décimo aniversario, Louis.

Lo miré directamente a los ojos y creo haber visto su alma, su felicidad y la mía a su lado. Me lanzo a abrazarlo y él me corresponde el abrazo, le vuelvo a dar las gracias a mi profesor de artes por ponernos juntos en el trabajo, sin él no sería lo feliz que soy hoy, sin Louis no tendría a mi hermoso hijo, sin Louis hoy quizás ni estaría aquí. Lo amo, lo amo mucho, a él y a nuestro hijo, son todo lo que necesito para sonreír.

Entonces me imagino la sonrisa de mi padre, donde sea que esté, yo se que esta feliz porque yo lo soy.







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Este es un capítulo algo extraño y a pedido de una amiga, salió de improviso así que si esta aburrido, lo entendería. Gracias por leer.

Scars. LT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora