Tomé una galleta que estaba un en plato sobre la mesa y la llevé directamente a mi boca dejando que mis dientes se encargaran del trabajo de destrozarla. Sentí que alguien me fulminaba con la mirada y cuando me giré era Louis reprendiéndome.
—¿Qué? —pregunté inocente.
—Las galletas son para mi mamá y mis hermanas— dijo cruzando los brazos en su pecho. Yo sonreí cuando tragué las migajas de galleta que aun quedaban en mi boca.
—Fue solo una galleta, Louis— me acerqué a él, deshice el nudo de sus brazos y los puse a sus costados.
—Pero...— no lo dejé acabar porque mis labios presionaron los suyos y lo besé delicadamente. Lento, Louis se separó apenas de mis labios negando con la cabeza. —Eso fue un soborno.
—No, fue un beso— sonreí y volví a presionar nuestros labios.
En estos últimos tres días los habíamos pasado casi como siameses. Yo me había enamorado más de Louis. Aún no teníamos una "relación" de novio-novia.
Louis, me llevó a un parque de diversiones enorme y el día siguiente fuimos a un acuario. Me hizo recordar mi infancia, cuando mi padre vivía.
Después de la escuela, fuimos a su casa a recibir a su mamá y a sus hermanas. Louis había cocinado un banquete enorme.
Era tan hermoso ver como Louis levantaba en sus brazos a sus hermanas y como sonreía al hacerlo. Las risillas de Phoebe y Daisy llenaron mis oídos cuando Louis las dejó en el piso y corrieron a abrazarme.
Después de 6 años por fin sentía que alguien me quería, me sentía en familia; que podía confiar en alguien y no me juzgaría o me golpearía. Que me querían realmente.
Lottie y Felicite se acercaron también y me abrazaron. Jay se quedó a lado de Louis con una enorme sonrisa en su rostro que lo iluminaba y la hacía parecer más joven y hermosa.
Era uno de los mejores momentos de toda mi vida.
—¿Sabes? Nunca me contaste la historia de cómo llegaste aquí.
—En un camión de mudanza— respondí dándole una mordida a un cupcake que Daisy me había regalado.
—No, en serio— Louis cambió su semblante y me espantó. —¿Por qué viniste hasta acá?
—¿Cómo llegue a Doncaster?— él asintió. Di un enorme suspiro. Nunca había planeado contarle a alguien esa historia. —Vivimos en muchos lugares por el trabajo de mi padre, tenía que estar viajando por todo el mundo para administrar todas sus galerías en todo el mundo; y como no quería que Michelle, digo, mi madre y yo estuviéramos alejadas de él, contrató un maestro particular que me enseñaba por medio de Internet, un profesor en línea.
—¿A cuántos países has ido?— preguntó interesado en mi historia.
—Nací en Nueva York y vivimos ahí hasta que cumplí tres, después vivimos en Alemania medio año, la otra mitad del año la vivimos en Italia, cuatro meses en Australia, un año en Francia, otro año en Canadá, después volvimos a Estados Unidos y terminamos viviendo en Inglaterra, la tierra natal de mi padre. Cuando descubrieron que tenía cáncer tuvimos que regresar a Nueva York pero mi padre se cansó de la ciudad y volvimos a Londres.
—Wow, has viajado mucho.
—Supongo.
—Ya decía que tu acento era raro.
—¡Oye! —lo golpeé levemente en el brazo.
—Continua. —dijo riendo.
—Nos quedamos en Londres hasta después de dos años de que mi padre muriera. Mi madre estaba demasiado deprimida que entró en una especie de sueño y yo tenía que hacer todo por las dos. Pero una noche de repente mí madre despertó de ese hechizo, tomó su abrigo y salió. Cuando llegó venía con un hombre y cuando me vio esperándola en el sofá de nuestro loft, me golpeó y me encerró en mi recámara. Ahí empezaron los golpes. Así estuvimos los dos años, ella cada noche se acostaba con un nuevo hombre y yo recibía más golpes.
ESTÁS LEYENDO
Scars. LT.
ФанфикPasé toda mi vida sufriendo maltrato en mi casa y en la escuela, hasta sufría maltrato de parte mía, ya sea físico, psicológico, de todo. Seguía en “vida” aunque ésta no tenía mucho sentido; hasta que apareció él, en sólo una sonrisa, una mirada, un...