Capítulo 4: ¿Mariposas?

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Después de una hora de contarle a Louis que mi padre era William Beckett y lo mucho que lo extrañaba, me volvió a maquillar los moretones que aparecieron de nuevo debido al llanto.

No entiendo a mi cuerpo, me siento tan segura y cómoda junto con Louis y su familia, es algo que no me sucede a menudo. De hecho, no me siento cómoda con nadie a excepción de ellos.

Llegué a casa a las seis de la tarde y no había nadie, como era de esperarse. Estaba demasiado cansada, mi cuerpo había soportado demasiado por todo el día, así que me puse mi pijama y me tiré en la cama a descansar un poco. Mañana sería sábado así que me levantaría tarde para ir a la "casa embrujada" y revelar las fotografías que tomé.

Una parte de mi herencia eran las cámaras de mi padre, que en su testamento decía que debía tenerlas al cumplir dieciséis años. Eran cuatro cámaras: la primera que tuvo en sus manos, una antigua a blanco y negro -con la que tomé las fotografías para el proyecto-, una igual antigua pero a color, una más moderna con un paqute de lentes con diferentes enfoques -mi favorita- y la última era una cámara de video, que nunca había usado. Las dos primeras aún requerían que se revelasen las fotografías y la tercera era sólo imprimir.

Lo había pasado increíble con la familia de Louis y sorprendentemente me sentía con un peso menos. Había servido de mucho hablar con Louis de todo. Aún que no sabía que pasaría el lunes. No era de esas personas amigables ni sociales que hacían amigos por doquier. Había tenido amigos, pero en Londres, donde vivía antes, y cuando vivía mi papá.

Definitivamente era una persona completamente diferente antes, era feliz. Lo cual ya no era ni volvería a ser. Nunca más.

Me quedé dormida después de media hora pero me desperté al escuchar los gemidos de Michelle en la otra habitación. Ah, maldición. ¿Por qué no se buscaba un maldito hotel o algo? Intenté dormirme de nuevo pero ya no eran sus gemidos los que me lo impidieron, esta vez eran unos golpecitos en mi ventana, como si alguien estuviera lanzando piedras. Me levanté viendo el reloj; eran apenas las 08:30a.m. ¿Cómo era que Michelle estaba teniendo sexo a estas horas? Oh, claro, ella tenía sexo a cualquier hora.

Asomé mi cabeza por la ventana y vi a Louis mirándome fijamente con mi bolsa en la mano.

¡Mi bolsa! ¿Qué hace Louis con mi bolsa?

Por lo que se veía desde el segundo piso, traía mi cámara.

¿Mi cámara?

—¿Qué haces aquí? —grité un poco bajo para que nadie en los alrededores escuchara. Levantó la bolsa e hizo una mirada que por poco y me mata de un infarto.

—Baja. —dijo. Cuando me di cuenta ya tenía unas botas para invierno puestas y una chamarra. Bajé lo más pronto que pude y salí por la puerta de la cocina hacia el jardín trasero, donde estaba Louis.

—Hola. —dije casi inaudible, pero me escuchó.

—Hola. —dijo, sonriendo.

—¿Qué haces aquí? —volví a preguntar.

—Olvidaste tu bolsa, —hizo una pausa pateando una pidra. —y quería verte de nuevo.

Sentía que en cualquier momento un arcoíris saldría directamente desde mis mejillas para decorar el cielo despejado.

—¿P-pero no pudiste esperar hasta el lunes? —las palabras apenas salieron  de mi boca, mi estómago tenía una sensación extraña. Él sacudió su cabeza y la bajó para esconder su sonrisa. De seguro estaba satisfecho por hacerme sonrojar.

—No creí que tu hubieras querido esperar hasta el lunes por tu cámara. —me tendió la bolsa y yo la tomé con manos temblorosas, que temblaron aun más al sentir el ligero contacto con la mano de Louis.

Scars. LT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora