t r e c e

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PASADO

          LOUIS SONRIÓ, conocedor del motivo por el cual, el menor estaba enfurruñado.

Era más que obvio que se debía a lo cerca que Jhonny (su nuevo compañero de piso) había estado de él, cuando Harry atravesó el umbral de la puerta y, a pesar de que la había explicado que se debía a una estúpida araña en su hombro—con la prueba del cadáver aún fresca en el bote de basura—, el rizado aún se negaba a mirarle directamente.

—Vamos, sun. ¿De verdad vas a pasarte toda la tarde enojado? —insistió Louis, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Harry detrás de él y apoyó su mentón en el hombro de este mientras lo acercaba aún más a él.

Habían estado anticipando la salida de Matthew de la ciudad por una conferencia y, finalmente tendrían todo un día para ellos solos.

Qué ahora parecía estar arruinado.

—Vas a ser un girasol —dijo Harry, luego de un largo rato en silencio.

Louis frunció su entrecejo, no entendiendo muy bien a qué se debían sus palabras.

—¿Qué?

—Si, lo he decidido —afirmó el menor, mientras se giraba en los brazos de Louis para poder mirarle directamente.

Su expresión aún dejaba entrever su irritación, pero la determinación en esta era mayor.

—Está bien —concedió Louis, solo para entender muy bien hacia donde se dirigía todo—. ¿Y porqué lo seré?

Harry apoyó su mano en la mejilla de Louis y él de inmediato inclinó su rostro para profundizar el contacto como cada vez.

El toque de su chico, por más inocente que fuera, siempre era su debilidad.

—Porqué yo soy el sol —replicó y de inmediato una sonrisa brillante se instaló en los labios de Louis—. Y así solo florecerás para mí.

***

PRESENTE.

          Harry no vio a Louis durante el resto de la semana.

La comunicación entre ambos se llevó a cabo por medio de mensajes en los que el mayor le recordaba de manera puntual y pertinente acerca de los compromisos a los que debía asistir y las preguntas previamente acordadas en las entrevistas a las que debía participar.

Harry no sabía sí sentirse aliviado o dolido por la manera en la que Louis continuaba esquivándole, pero no podía negar que la distancia que el mayor había puesto entre ellos le había ayudado a aclarar su mente.

Aún no entendía que demonios había pasado la última vez que se vieron.

No entendía que había hecho que había sido tan malo, para que Louis le golpeara de aquella manera con sus palabras y acciones.

¿Tal vez se había dejado llevar por sus impulsos demasiado pronto? O, quizás, ¿Louis descubrió que ya no siente nada por él?

No.

Eso último no era posible.

Por más que Louis tratara de hacerle creer que eso había sido un error–o un juego–, Harry lo conocía lo suficientemente bien como para saber cuándo estaba mintiendo.

famous ; larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora