c u a t r o

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     DEXTER CHASQUEÓ SUS dedos frente al rostro de Harry, tratando de obtener su atención de vuelta, ya que este parecía haberse sumido en sus pensamientos una vez más, mientras sus dedos acariciaban la cubierta rústica de aquel cuaderno de aspecto antiguo apoyado en la mesa en medio de ellos.

     No había visto aquel viejo objeto desde el tiempo en el que Harry preparaba su álbum debut y aunque se sentía curioso acerca del porque estaba de vuelta, sabía que no era su asunto inmiscuirse en la vida privada del menor más de lo que ya lo hacía.

     Harry parpadeó un par de veces, para despejar por completo su mente de lo que fuera que había estado pensando y sus ojos verdes le miraron completamente inexpresivos.

     —¿Y ahora qué?

     —¿No escuchaste nada de lo que dije?—reprochó el mayor, a pesar de conocer la respuesta de antemano a su cuestionamiento. Harry solo encogió sus hombros por toda respuesta, ganándose un suspiro frustrado por parte del publicista. — Esto es simplemente increíble. Deberías dejar que Levi se encargue de estas reuniones en tu lugar, porque estoy seguro que él si prestaría atención.

     —¿Me hiciste venir aquí solo para retarme? Tengo demasiadas cosas que hacer en este momento para dedicarme a perder el tiempo de esta forma— espetó un poco más brusco de lo que esperaba que saliera, pero de nuevo, su humor no había sido el mejor a lo largo de los seis días que habían transcurrido desde la última vez que vio a Louis.

      Se había acostumbrado a tenerle alrededor las veinticuatro horas del día, que su ausencia prolongada empezaba a afectarle. 

     Y sí a eso se le sumaba el hecho de que era demasiado cobarde para enviarle siquiera un mísero mensaje de texto...

     Harry definitivamente no se encontraba en su mejor momento.

     —¿Qué te tiene tan distraído?— tanteó Dexter, con una indiferencia bastante ensayada que de inmediato despertó sospechas  en él.

     Por supuesto que Harry no le diría que desde ese beso con Louis, no había podido pensar con claridad.

     Su sistema había sufrido un corto circuito en cuanto sintió los labios de Louis cubriendo los suyos y aquel momento había estado repitiéndose en su mente como un bucle cada vez que cerraba sus ojos.

     Se había sentido vertiginoso. Apasionado.

     Familiar.

     Pero no había sido real.

   «No había sido real para Louis», se recordó con amargura.

     Tomó el cuaderno—aquel que Louis había dejado en su habitación antes de que todo se volviera un desastre—de la mesa y lo guardó de regreso en su abrigo, decidido a salir de la oficina de Dexter lo más rápido posible.

     Necesitaba aire fresco.

     Necesitaba respuestas.

     Necesitaba a Louis.

     —Habla con Levi acerca de la agenda de esta semana. Por culpa de ustedes no tengo un asistente en este momento, así que estoy por mi cuenta— dijo con acidez, ajustando las solapas de su abrigo y tomando las—muy necesarias—gafas de sol de la cima de su cabeza, se dispuso a salir de la oficina sin escuchar la contestación del mayor.

     En su camino hacia la salida, un par de guardaespaldas se unieron a él, para evitar que fuera aplastado por el numeroso grupo de periodistas y seguidores fuera de la agencia, esperando obtener algo de él.

     Ajustó sus lentes oscuros para cubrir sus ojos de la molesta luz de los flashes y se obligó a sí mismo a ignorar las preguntas lanzadas en su dirección.

     Los guardias lograron hacer un trabajo decente al guiarlo hasta el auto que Levi había enviado por él más temprano para traerlo a su fiasco de reunión con Dexter y antes de subir a este, ondeó su mano en dirección a las chicas y chicos que esperaban por él al otro lado de la calle; logrando así causar una pequeña conmoción que aprovechó para deslizarse en el asiento trasero del vehículo.

     Le indicó al chofer que regresarían a su piso, porque el resto del día estaba despejado en su agenda para que pudiera tener un merecido descanso después de una semana completamente ajetreada.

     Cuando el auto empezó a moverse a través de las calles de la cuidad, Harry finalmente se permitió relajarse por un momento.

     Decidió revisar sus mensajes, a pesar de saber que no habría nada allí que le interesara.

     Pero aún sabiendo que Louis no le escribiría, no pudo evitar sentirse decepcionado al no encontrar ninguna noticia suya.

      Solo tenía un par de textos: uno de Levi y el restante era de su hermana.

      Respondió el de su mánager rápidamente, informándole acerca de la infructuosa reunión que había tenido con Dexter.

     Pero fue el texto de Jaime, el que hizo que toda la tensión que había liberado antes volviera a él.

     Jaime 🐞: ¡Papá vendrá de visita! ¿No es genial? Esta es una buena oportunidad para que ambos arreglen las cosas, ¿no crees? Ya ha pasado mucho tiempo, Hazz, lo que sea que sucedió entre ustedes debería quedarse en el pasado.

     Harry sintió como toda la sangre abandonaba su rostro al leer aquel corto mensaje y su corazón empezó a latir a un ritmo completamente desaforado debido al terror paralizante que la noticia suponía para él.

     Sin embargo, su impresión le duró poco porque rápidamente recordó lo que aquello significaba.

     Con manos temblorosas, abrió la ventana del chat de Louis y se apresuró a escribir un texto urgente a la par que le informaba al conductor el nuevo destino al que debían dirigirse.

     «Matthew está en la cuidad. Por favor, ten cuidado. Trataré de detenerlo antes de que te encuentre».

     Harry envió el mensaje, sintiendo como un nudo ansioso se instaba en su vientre.

     Sólo esperaba que no fuera demasiado tarde para Louis.

famous ; larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora