☹twenty-nine☹

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☹Luke☹
Lunes. Había llegado el lunes para los dos. Aunque era algo tarde y Michael no cruzaba esa maldita puerta. Se había quedado dormido, o bien no quería venir.
La última vez que nos vimos fue ese sábado que me acompañó a casa y se fue sin decir nada. Pero enojado no podría estar. 
Cuando se hicieron las ocho en punto, me vencí y asimilé que no vendría más. Tan sólo seguí prestando atención en clases.

Una vez que tocó el timbre de salida, rápidamente junté mis cosas dispuesto a ir a la casa de Michael. Pero la cosa estaba en que no sabía dónde quedaba aquella. Hasta que recordé que en su ficha estaba la dirección. Rápidamente comencé a correr entre las personas de la institución hasta llegar a la oficina del director. Éste no se encontraba, si mi vista no me jugaba mal. Abrí lentamente la puerta y me agaché de tal forma que mis rodillas y manos tocaban el suelo. Gateé hasta el armario con los registros y fichas de los alumnos y busqué la que decía 5to año. Clifford estaría entre unos de los primeros y debía apresurarme. 

Clifford, lo encontré. Saqué mi celular y tomé una foto de la dirección. No tenía idea de donde era, pero seguramente la buscaría en el mapa. 

Salí de la oficina como había entrado y salí corriendo para que nadie me vea. Ya se habían ido todos pero faltaba yo. Al salir, busqué la dirección en el mapa y comencé a caminar hacia la famosa casa de Michael. 

Una vez que estuve allí, luego de haberme perdido por media hora, llegué a la conclusión que el mapa de los celulares no sirven. El caso es que la casa era muy lujosa, tenía un gran jardín y era todo lo contrario a la mía. Estaba llena de vidrios lustrados y demás. Me adentré en el jardín y llegué a la puerta. Tomé valor y toqué timbre. Recibiendo un Michael con un ojo morado y un labio partido.

my love | mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora