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Yujin estaba completamente en silencio, su expresión no reflejaba nada y no parecía importarle demasiado, al parecer se la veía venir.

—Gracias por mostrarme esto, Lix, lamento haberte gritado.— Dijo finalmente.

—No agradezcas, Yuyu, siempre voy a querer protegerte de ese patán.— Yujin lo abrazó con fuerza y el correspondió al instante, después de todo, amaba muchísimo a su hermana.

—Siendote sincera, las propuestas que diste tú en la junta fueron mucho más convincentes y lógicas que las de Hyunjin, pero, ya sabes, a veces me dejó llevar. Te prometo que tendrás mi apoyo, cielo.— Se separó de su hermano y le entregó una sonrisa, la cual Felix no pudo evitar devolverle, aquello significaba que ya tenía la presidencia ganada.

Hyunjin estaba por morirse de la rabia, había escuchado todo lo que habían hablado y no podía dejar qué Felix le ganara, jamás lo permitiría, el era mucho mejor que Felix y quería demostrarlo, debía conseguir que Yujin cambiara de opinión, aún sí eso significaba casarse con ella mañana.

Pero antes, debía ajustar cuentas con el rubio, el le advirtió qué debía borrarlo, no lo hizo, así que debía atenerse a las consecuencias.

O esa era la mentalidad enferma de Hyunjin.

Detestaba perder y más cuando se trataba de Lee Felix, el niño prodigio y perfecto al que todos deseaban, en cambio a él, nadie lo miraba, por qué a pesar de ser guapo, su cerebro no solía dar para mucho.
Hasta que conoció a Lee Yujin, ella cambió su vida para bien y aunque claramente no estaba enamorado de ella, sí le guardaba un gran cariño y le apenaba separarse de ella luego de tantos años estando juntos, por lo qué simplemente siguió adelante con esa relación por más tóxica que podía ser.
Yujin era extremadamente celosa, y con razones, Hyunjin le era infiel con cada mujer que se le cruzaba y ella no hacía nada al respecto más que enojarse para después perdonarlo.

Era un ciclo sin fin, su vida giraba en torno a los Lee y gracias a ellos tenía un futuro por delante, pero por más que intentaba, no podía dejar de repudiar a Felix.
Su odio hacía el era tan grande que ni siquiera puede cruzarlo sin insultarlo o burlarse de él, supone que son costumbres que le quedaron de la secundaria.

Ese era el gran problema de Hwang, que jamás olvidaba, jamás soltaba y por sobre todo, jamás se descuidaba de nada ni nadie.

٬  🍷 ․⠀Wine.  ˚ . ✦ (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora