Capítulo 2

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-Eh...el fin de semana pasado...

Me detengo a pensar. Los fines de semana se supone que va a estudiar con una amiga, al menos es lo que me dice.

-No lo puedo creer-le suelto del brazo bruscamente.

-¡Oye cálmante! ¿Qué pasa?

-Me está mintiendo.

Me giro dándole la espalda a Brian y voy en dirección a la puerta del bar. Llego a casa en un santiamén; Aitana aún no había regresado del Instituto. Me siento en sofá del salón y me inclino apoyando mis codos en las rodillas.

-No lo puedo creer Aitana ¿Qué he hecho mal en todo este tiempo para que seas así conmigo?

No dejaba de pensar en lo que Brian me había dicho. Saqué mi celular y vi el enlace.

-¿Una distracción eh?

Lo abrí e inmediatamente me pidieron crear una cuenta; decidí ponerme un nombre falso. Luego me quedé tieso.

-¿Novias de alquiler? ¿Qué puta tontetría para gastar dinero es esta?-miré aún más irritado-Brian, eres un completo idiota.

Decidí curiosear más en la página, habían advertencias como: recuerde que solo es para pasar el rato, nada de cosas íntimas.

-Esto da vergüenza ajena.

Cuando hace solicitud debe esperar en el lugar acordado y le enviaremos a la chica perfecta, no se puede elegir debido a la disponibilidad.

-Que estupidez, me salgo de esto-cuando estoy ha punto de cerrar sesión una notificación aparece:

Usted ha sido seleccionado por parte del sorteo para tener una cita con una de nuestras mejores chicas.

-¿Qué?...¿QUÉ?-abro bien los ojos leyendo una y otra vez la misma notificación-¿Cómo demonios pasó esto? ¡Acabé de entrar!

Entonces pienso; una distracción; esto será gratis. ¿Qué pierdo?

-Dignidad.

Me lo pienso una y otra vez. Pero soy interrumpido por el sonido de la puerta al abrirse; entra Aitana.

Se queda parada cerca del sofá mirándome, le devuelvo la mirada, y así estuvimos unos minutos.

-Llegaste temprano hoy-dijo mientras lanza su mochila sobre el sofá y se sienta.

Estira los brazos sobre el espaldar, cierra los ojos e hincha su pecho cada vez que inhala. Pude notar que en el día de hoy se le habían safado dos botones más, de a poco ya daría igual que andara en sostén. Sus piernas estaban entreabiertas, así que la falda se recogió hacia arriba dejando ver más de sus gordos muslos. Toda una escena que solo ella sabe montar solita.

Entonces recuerdo lo de ahorita.

-Aitana...¿Tienes novio?-pregunto seriamente sin rodeos. Ella se me queda mirando con expresión de confusión.

-¿A qué viene esa pregunta? Claro que no-se endereza cruzándose de brazos-Que sea bonita y popular no quiere decir que sea muy fácil, no cualquiera está conmigo.

Frunce los labios mientras me mira. Mis pensamientos empiezan a vagar. ¿Me seguirás mintiendo Aitana? ¿O se supone que debo esperar a que te sientes lista para contarme tales cosas? O...¿a caso le da vergüenza? En ese caso la entiendo...

-Oye ¿Qué te pasa? Estás muy raro-noto que se había acercado bastante a mi.

-Nada; preguntaba eso solo por curiosidad-me levanto dejándola con la palabra en la boca.

Me dirigí a mi habitación tranquilamente y me senté sobre la cama.

-Bien, mañana supongo que iré a la cita con la chica anónima...

Froté mis sienes con frustración. Al rato me puse a leer un libro pero un toque en mi puerta me interrumpió. Me levanto de mi cama y abro. Frente estaba Aitana en un pijama bastante sensual. Últimamente le gusta ponerse cosas demasiado cortas; que chica.

-Las facturas-extiende su mano dándomelas. Hago una mueca al leer.

-Eh...bien, gracias por traerlas-casi a punto de girarme siento su mano tocar la mía.

-¿No tienes suficiente dinero, verdad?-dice apretando mi muñeca con fuerza.

Mis ojos bajan de su cara seria a su pecho inevitablemente, estaban tan expuestos por estar inclinada, y a la vez tan visibles por la fina y casi transparente tela...

Acabo tragando un buche de saliva algo nervioso. Por fin mis ojos se dirigieron a su destino, su mano que apretaba mi muñeca.

-Eh...bueno, admitiré que justo ahora no tengo aquí mucho, pero estoy a punto de cobrar-digo con incomodidad.

-Idiota-me dice con un puchero.

Me suelta y mete la mano en un pequeño bolsillo del pijama.

-Toma, para que después no digas que no hago nada por la casa-me entrega un rollo de billetes.

Frunzo el ceño asombrado. La miro con una infinita confusión.

-¿Qué? ¿De dónde has sacado esto Aitana?

-¿Hum? No te importa; tómalo de una vez y únelo con lo que tengas ahí, o si no nos cortarán el agua y la luz-dice y después se gira; pero esta vez soy yo el que le agarra de la muñeca para detenerla.

-Ya te he dicho un millón de veces que me respetes, ¡soy básicamente tu padre!

-¿Eh? ¿Un padre que me dejaba la mayor parte del día en casa de su madre?

-¡Claro! ¿Quién te iba a cuidar mientras yo trabajaba? ¿Acaso has pensado en todo lo que tienes ahora; en como vas al Instituto, eh? Eres muy mal agradecida-le digo con molestia.

Se me queda mirando seriamente. Luego baja la cabeza dejándome oler aún más el delicioso aroma de su champú.

-Es...tengo un trabajo de medio tiempo-se logra zafar de mi agarre, da la vuelta y se va.

¿Un trabajo de medio tiempo? ¡¿Qué tipo de trabajo?!

Me deja alarmado y con mil pensamientos en la cabeza; con un chico en fin de semana después de haberme dicho que estudiaría; trabajo de medio tiempo donde gane este dinero...

Cierro la puerta de mi habitación y me siento en la cama.

-No puede estar haciendo lo que yo estoy pensando...¿verdad?

Me quedo encogido mordiéndome los labios. El sonido de mi punta del pie tocando el suelo era el único ruido que sentía, que a la vez me desesperaba a mi mismo. No me logré contener, así que me levanté y casi corrí hasta la habitación de Aitana.

Es mi deber llevarla por el camino del bien; no seré el mejor para eso pero... no puedo permitirlo.

Abro desesperadamente la puerta de su habitación sin ni siquiera tocar antes.

-¡¿Eh?! ¿Se puede saber que estás haciendo? ¡Toca antes de entrar; estás invadiendo mi privacidad!-gritaba mientras se mantenía acostada boca bajo sobre su cama.

¿Vienes, papi? ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora