Capítulo 5

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No me miraba; a pensar de no haber mencionado nada de lo sucedido ayer y si acaso haber cruzado tres o cuatro palabras en la mañana...no nos hemos mirado a los ojos, supongo que son secuelas de ayer.

Silbé bajando hacia mis piernas el periódico que leía.

-¡Paciencia señorita! ¿Cuál es el apuro?-pregunto frunciendo el ceño.

-Lees quinientas veces tu mismo reporte ¿en serio?-habla con tono despectivo.

-Es que a diferencia de ti, me gusta admirar mi trabajo; ver que lo que hago sirve de algo-le alzo las cejas mientras dejo el periódico a un lado y me levanto de la silla.

Le veo poner los ojos en blanco y girar la cabeza hacia la sartén de nuevo. Suspiro colocándome un delantal; voy hacia la estufa y me pongo en función de preparar el desayuno.

Con todo lo que sucedió ayer no me dio espacio para pensar más en el "misterioso trabajo" de Aitana. Se ha levantado igual de temprano que todos los sábados para "irse a casa de una amiga a estudiar".

Cuando pensé en eso no pude evitar mirarla; entrecierro los ojos. Ella seguía mirando seria y fijamente la sartén que ahora crepitaba por la grasa. El silencio que había entre nosotros se volvió incómodo, ya lo era la situación desde antes.

Aitana cogió su celular y comenzó a andar en el concentrada. Yo volví a coger el periódico.

-Oh mira, Leivy Shaw la famosa reportera se autoproclama la mejor. Ja, es cierto; sus artículos son geniales y muy ciertos-sonreía mientras miraba la pantalla.

No sabía si lo decía a propósito para molestarme o hablaba en serio.

-Es claro que la mayoría de cosas que dice son rumores, chismes falsos para ganar seguidores; no seas estúpida e ingenua-dije en tono de burla.

-Hay; y después me regañas; que ofensivo; vaya padre-frunce el ceño pero sin mirarme; me río internamente.

-En vez de estar diciendo bobadas ¿por qué no atiendes la estufa? Se te quemarán los huevos-dice sonriente.

Hago una mueca pero luego me espanto cuando en verdad siento olor a quemado.

Estoy especialmente distraído hoy...

Apago la estufa y agito la mano en el aire para esparcir el poco humo que se estaba haciendo.

-Mierda...-me llevo una mano a la frente.

-¡Ufff! Eso te pasa por andar de grosero y leer por enésima vez tu puto reporte-se encogía de hombros levantándose de la silla.

Ya ni si quiera me molestaré más en decirle que me respete...

-Comeré algo fuera; hoy tienes el tonto subido.

-¡Oye! Espera ¿por qué no puedes esperar un poco más?

-Tengo que acabar de irme a casa de mi amiga ¿acaso ahora también perdiste la memoria y no recuerdas que hago los sábados?-se cruza de brazos dando zapatazos en el suelo.

Frunzo el ceño ante todo su descaro; igual decidí seguirle la corriente.

-¿Y por qué te vas tan temprano a estudiar?-pregunto con curiosidad atento a sus expresiones.

-Porque si y punto-gira en sus talones y se dirige a su habitación.

No tiene remedio...¿Qué hago?

Me vino a la mente la supuesta cita de distracción; debía prepararme ya que era en unas pocas horas. Me olvidé del desayuno y fui a mi habitación también; desde el otro lado de la pared podía oir la voz de Aitana.

¿Vienes, papi? ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora