Sunoo se encontró ya muy mareado de tanto escribir. Habían pasado dos semanas sin ir a sus clases y tener que pasar apuntes a su cuaderno era tedioso, pero no tenía nada más que hacer un domingo en la tarde, tomando en cuenta que el día siguiente tenía que ir ya preparado para reincorporarse.
Estaba tratando con todas sus fuerzas distraerse, si empezaba a ponerse triste, dejaría a medias todo para hundirse en la tristeza. La muerte de Sunghoon era reciente, pero nadie parecía entender las razones por las cuales le lloraba tanto, todos esperaban que después de dos semanas él ya tenía que estar tranquilo.
Pues no, es mucho más difícil que eso.
En medio de su trabajo, dejó sus apuntes para acercarse a la cocina por algo dulce para comer.
Sunghoon lo miró con detalle, Sunoo se vio tan guapo y delicado como siempre, su cabello un poco revuelto, su ropa un tanto desordenada, pero era domingo, sabía que su novio prefería pasarlos despreocupados que arreglándose para salir. Los fines de semana en casa siempre fueron sus favoritos.
En lo que Sunoo sacó unas galletas que siempre guardaba en los gabinetes de la cocina, Sunghoon se acercó hacia la mesa en donde el menor tenía sus cosas, pensó que sería un buen momento para manifestarse de alguna forma. Le dio una mirada al menor, y luego a su celular, tenía que ser rápido. Entró a la aplicación de música que Sunoo tenía en su celular y con rapidez buscó una de las canciones que amaban escuchar cuando estaban juntos, le dio play y la canción empezó a sonar.
Al escuchar la melodía saliendo de su celular, Sunoo se quedó paralizado por unos segundos, dejando caer el vaso con que llevaba en su mano. El sonido del cristal rompiéndose lo hizo reaccionar, sintiendo su corazón palpitando demasiado rápido.
ㅡ Ay no... Qué torpe, Kim Sunooㅡ suspiró Sunghoon al ver que el pelirosa estaba tomando los pedazos de cristal directamente con sus manos, de seguro se haría dañoㅡ ¡Con las manos no! - exclamó Sunghoon con temor, haciendo que el menor se detuviera.
ㅡDebo de estar locoㅡsusurró Sunoo aún asustado al creer haber escuchado a Sunghoon, otra vez, dejando el desastre en el suelo de la cocina.
Se acercó a su celular y quitó la canción, se quedó parado unos segundos, viendo con detenimiento cada parte de su apartamento, todo estaba en silencio de nuevo.
Sunghoon estaba sorprendido, ¿Es que acaso lo escuchó? No estaba seguro de que si pudiera ser escuchado, pero al parecer, su voz es como un susurro que Sunoo puede escuchar porque al regresar a la cocina se puso unos guantes para recoger los cristales y así no hacerse daño.
Al terminar, el pelirosa volvió a su mesa con sus galletas, tratando de tranquilizarse y no pensar en lo que había escuchado, todo estaba siendo muy extraño, ya era segunda vez escuchando la voz de Sunghoon susurrándole, y ahora la canción que tanto amaban y cantaban empieza a sonar sola.
Sunoo tenía el vago presentimiento de que el amor de su vida de alguna forma estaba con él ahí, no estaba seguro, a lo mejor no era así, pero de todas formas no sabía si eso lo alegraba o lo asustaba. No iba a sacar conclusiones, solo es su mente haciendo una mala jugada.
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