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No...por favor,dime que no es verdad,dime que todo esto no es más que una simple pesadilla...

Sigo parada enfrente de aquella puerta metalica. Ya ni siento la mano de lo entumecida que la tengo despues de agrrar tanto el pomo.

¿Cuánto tiempo había pasado?¿cinco minutos?¿diez?¿una hora?

No lo se no estoy segura de cuánto tiempo llevo parada frente a la puerta. No soy capas de abrirla.No quiero saber que es lo que hay al otro lado.

Mire la pequeña plaquita,de un color dorado mugriento que se alzaba con el arco de la puerta. La habitación 213 Apartir de ahora odiare ese numero el resto de mi vida.

En algun lugar de mi corazón encerrado en lo mas profundo quizás dónde solo reina la logica algo me grita que realmente, se que es lo que se encuentra atras de ese pedaso de metal. Encerrado entre esas cuatro paredes recubriertas de yeso blanco se encuentre mi mayor temor mi peor pesadilla...

La puerta se abrió con un chirrido ensordecedor que por algún motivo me recordo la funebre melodía que resuena cuando los presos caminan por el corredor de la muerte.

El rostro de una mujer se asomó por la rendija de la puerta.Al verme Milk esbozó una triste sonrrisa.

La observe con atención. Parecia mucho mas mayor desde la ultima vez que la vi -Apenas 24 horas antes- y cansada muy cansada. Dos enormes bolas de color morado se abrían bajo sus ojos,y las arrugas de la frente y del cuello parecian más profundas y undidas.Su cabello,normalmente sujetado en un elegante moño,estaba despeinado y fuera de su sitio.

Las marcas que surcaban su palido rostro dejaban ver que habia estado llorando toda la noche.

Se apartó ligeramente de la puerta,invitandome a entrar.

Me trage el nudo que se había formado en mi garganta,y con un paso vacilante me adentré en la habitación. Nada más entrar me inundo el desagradable olor a antispetico y azufre.

Ese olor me pone enferma. Hace que me recuerde donde me encuetro, que no puedo escapar.

Escuche como Milk cerro la puerta detrás de mi espalda y me empujó suavemente hacia delante.

Uno...dos... tres metros. Aquella distancia tan corta me parecio eterna.

Mire al hombre que se encontraba a mi lado sentado en una silla. Al percatarce de mi precencia se levanto rápidamente. Goku me observó de ariba a abajo,luego sonrió falsamente. El también parecía cansado y tenía los ojos rojos he inchados por haber llorado.

Me poso su mano sobré mi hombro seguro que para darme ánimos y mostrarme su apoyó. Se apartó de mi camino y junto a su esposa se sintuaron de espalda. Por el rabillo del ojo observé cómo se abrazaban con fuerza.

Miré hacía delante y lo vi, vi aquello qué no queria ver, aquello que tanto temía. Una parte de mi aún se negaba a admitir que fuera real.

Ahí estaba el... Ahí se encontraba el amor de mi vida

Hasta que la muerte nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora