Imperceptible: El Trágico Final De Abel

3: LA PELEA

Abel se puso nervioso cuando sonó el timbre para salir al recreo. Cogió su bocadillo, le temblaba la mano, y todo el cuerpo. Cuando iba llegando al patio del recreo, iba viendo de lejos al popular, pensó en volver atrás, y quedarse en clase para almorzar, pero después pensó que no debía ir para atrás e ir con Marco Antonio y decirle la verdad sobre lo que pensaba. Así que empezó a andar.

Le temblaban las piernas y le dolía la cabeza, no sabía lo que le esperaba. Cuando llegó al recreo, estaban todos sus compañeros de clase en un circulo, riéndose y murmurando sobre el. 

-Haber, hagan sus apuestas, quien ganará esta batalla? Marco Antonio, el popular del colegio, un chico sin sentimientos y  con mucha ira por dentro, o Abel Morales, el listo de su clase, un chico vergonzoso y repugnante- decía un amigo de Marco Antonio. 

-Claramente voy a ganar yo, está claro, jajaja- dijo Marco Antonio.

Abel no quería meterse en una pelea, solo quería que el lo dejara en paz, no paraba de acosarle, echarle la culpa de todo... No entendía porque lo hacía, seguía sin saberlo. La profesora interrumpió en las apuestas.

-Que hacen aquí todos juntos, separaos, no está el insti como para junteos, hay mucha incidencia de contagios. 

-Ala, la aguafiestas, que el virus me la pela, que me da igual, como si me contagio-dijo el

-Señor Marco Antonio, a mi despacho.

Abel se tranquilizó, no se creía que la profesora hubiera parado la pelea, pero, Marco Antonio le dijo que no se iba a quedar así, le iba a hacer la vida imposible. Le intentó explicar a la profesora lo que le pasaba con Marco, la profesora no le hizo caso, le dio igual, y así se lo dijo.

-Haber Abel, entiendo que el te haga la vida imposible, pero, y a mi que mas me da, es mi problema, no, pues ala, fuera de mi despacho, corre, ves a clase que para eso vales- le dijo la profesora.

Abel salió de su despacho muy triste, nadie le hacía caso, ni su familia, ya que su madre trabajaba y cuando llegaba a casa no tenía tiempo para contarle su día, ni hablarle. Cuando llegó a su casa, le mandó un audio a Lucía.

- Hola Lucía, hoy he tenido un dia de locos, osea, muy malo. La profesora no me hace caso, la gente me acosa, mi madre no me habla porque no tiene tiempo, ya no tengo ganas de vivir, no tengo ganas de hacer nada. Porque, seguir en esta vida si voy a seguir así? Bueno, me voy a la cama. Adiós.