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Parte 3.

Charles despertó sin recordar su sueño, pero con una sensación desagradable que le dejaban las pesadillas, seguro de que habia soñado algo desagradable, de esos sueños que te dejan con una sensación de pérdida. Para su sorpresa, Erik ya estaba en la cocina cuando se incorporo en el sofá y miro a través de la puerta entreabierta.

Cuando se levanto, ligeramente nervioso, Erik lo saludo normalmente, con un vago saludo, quizás más frio que de costumbre.

Tras todo un día normal, como los anteriores, con Erik comportándose normalmente, como si nada hubiera sucedido e incluso un poco más frio de lo habitual, Charles decidió abordar el tema después de una incómoda cena en un sepulcral silencio. Carraspeo ligeramente cuando terminaron, obteniendo una mirada sorprendida de Erik.

- ¿Quieres jugar ajedrez?-Propuso.

Erik pareció aliviado y un poco decepcionado cuando encabezo la marcha hacia la biblioteca. O quizás fuera imaginación de Charles.
La partida transcurrió en el mismo silencio asfixiante de la cena. Charles encontró dificultades para concentrarse, tardando más de lo habitual en cada turno, ya que su mente se encontraba dispersa y para colmo, captaba las emociones caóticas de Erik, peores que de costumbre.

-No puedo jugar así-Gruño a la mitad de la partida, deteniéndose antes de tomar al caballo y hacer un movimiento que lo hubiera llevado a la muerte de este sin un fin demasiado útil-. Siento tus emociones bullendo, Erik. ¿No vamos a hablar de lo que sucedió ayer?

Erik se tenso inmediatamente, su mandíbula endureciéndose, al igual que su ceño.

-No tenemos nada de lo que hablar.

-Claro que tenemos que hablar de lo sucedido-Insistió Charles, contrariado. El no actuaria como si eso no hubiera sucedido, ni enterraría sus pensamientos como parecía hacer Erik-. Tú me besaste, Erik. No fue un error, porque continuaste el beso. ¿Por qué?

Erik se veía como un animal acorralado, sin desear responder aquellas preguntas que seguramente no se las habia hecho a el mismo ni siquiera. Contrariado, busco atacar por el único lugar que pareció encontrar.

-Tú también me besaste.
Z
-Si. No lo negare. Seré sincero; me sorprendí y me confundí. En ese momento ni siquiera me cuestione que estaba sucediendo y ahora no logro comprender bien nuestras acciones, por eso me gustaría saber lo que piensas. ¿Porque me besaste primero?

-Fue un error.

-No me importa si fue un error. Lo que quiero sabes son los motivos que te empujaron a hacerlo. Sabes que no leeré tu mente para encontrar respuestas, pero me gustaría oírlo de ti.

- ¿Qué es lo que quieres oír, Charles?-Espeto bruscamente Erik, harto de sus preguntas.

-Quiero saber porque, Erik. ¿Porque me besaste?

-Porque sentí deseos de hacerlo-Espeto al final, tensando la mandíbula-. Nunca habia pensado en ello, pero sentí el impulso y lo seguí.

- ¿Nunca habías pensado que querrías besarme? ¿O nunca pensaste que te atreverías a hacerlo?

Charles se percato de lo irónico de su situación, dado que él era un prisionero allí y estaba en silla de ruedas, mientras que Erik, el poderoso Magneto, parecía encogerse más con cada una de sus preguntas, como si lo estuviera atacando físicamente. Quizás Erik ni siquiera se habia hecho esas preguntas a sí mismo.

-Nunca pensé en besarte-Dijo finalmente, aclarándose la garganta-. Pero mi impulso de ayer concuerda con mis deseos de protegerte y retenerte para que nadie te haga daño.

Aunque mis pies pudieran llevarme lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora